Hoy en día los campos electromagnéticos hacen parte de nuestra vida cotidiana y son una necesidad más que un lujo. Donde haya electricidad, siempre existirá un campo electromagnético.
El aumento de la dependencia de la energía eléctrica en la vida cotidiana ha generado preocupaciones sobre los posibles efectos cancerígenos que pudieran tener las líneas de transmisión eléctrica, los teléfonos celulares, los hornos microondas u otros electrodomésticos de uso común. Por muchos años los campos electromagnéticos han estado rodeados por un halo de misterio, mitos y especulaciones.