Hoy en día los campos electromagnéticos hacen parte de nuestra vida cotidiana y son una necesidad más que un lujo. Donde haya electricidad, siempre existirá un campo electromagnético.
El aumento de la dependencia de la energía eléctrica en la vida cotidiana ha generado preocupaciones sobre los posibles efectos cancerígenos que pudieran tener las líneas de transmisión eléctrica, los teléfonos celulares, los hornos microondas u otros electrodomésticos de uso común. Por muchos años los campos electromagnéticos han estado rodeados por un halo de misterio, mitos y especulaciones.
En el mundo existen decenas de instituciones científicas que se han dedicado al estudio de los efectos de los campos electromagnéticos en la salud, y dentro de ellas las más reconocidas y que han alcanzado resultados serios son ICNIRP (Comisión Internacional para la Protección contra las Radiaciones No Ionizantes), IRPA (Asociación Internacional para la Protección contra la Radiación), OMS (Organización Mundial de la Salud), la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) entre otras.
A partir de información errada o descontextualizada que se publica en los medios de comunicación, el ciudadano promedio cree erróneamente que los electrodomésticos convencionales pueden causar enfermedades crónicas a partir del campo electromagnético que de ellos emana o que los celulares pueden generar cáncer o que se debe evitar la cocción de comida en los hornos microondas pues la comida calentada en estos puede generar mutaciones en el ADN humano. Todas estas afirmaciones son erradas, tal como se mostrará en este artículo.
Para comenzar es importante mencionar que una onda electromagnética es la forma de propagación de la radiación electromagnética a través del espacio y asociada a esta onda se encuentra una frecuencia, una longitud de onda, una amplitud y una energía asociada a ella. Esto se evidencia en la siguiente imagen.
El último término que nos falta por definir es la energía electromagnética. Ésta es una energía que existe en un determinado espacio y depende directamente del cuadrado de las intensidades de campo eléctrico y magnético y estos a su vez dependen de la cantidad y el flujo de carga que exista en un determinado momento. En otras palabras, existe más cantidad de energía electromagnética en un espacio determinado entre más carga o flujo de corriente haya.
Entrando en el tema que compete a este artículo, es importante señalar de entrada que en el mundo se han realizado cientos de experimentos repetibles para determinar la influencia de los campos electromagnéticos no ionizantes (ubicados en frecuencias de 0 a 300 GHz) en la salud humana y hasta el momento no se han encontrado pruebas a favor de la hipótesis, por el contrario, los resultados encontrados, rechazan la hipótesis que afirma que los campos electromagnéticos afectan la salud humana.
Solo unos pocos experimentos carentes de repetitividad han mostrado relación directa entre los campos electromagnéticos y el degeneramiento de la salud humana. Las evidencias son aplastantes a favor de la inocuidad de los campos electromagnéticos en la salud humana para frecuencias entre los 0 y 300 GHz.
La instalación de antenas celulares o de radiofrecuencia se encuentran actualmente en un importante crecimiento debido a la importancia que ha tomado la comunicación instantánea y en todo momento entre los humanos. Si comparamos estas antenas de radiofrecuencia para telefonía celular con un radio de transmisión de FM, se observa que las antenas celulares operan en rangos de frecuencia desde 900 a 1800 MHz mientras que las emisoras de radio FM operan en frecuencias del orden de los 100 MHz. Se observa que estas ondas electromagnéticas aún se encuentran en la franja de las radiaciones no ionizantes, que tal como se dijo arriba, estas radiaciones son inocuas para la salud humana, según cientos de experimentos replicables que se han hecho por instituciones independientes y de prestigio, como las ya nombradas en este artículo.
Se sabe que la radiación X o gamma, por ejemplo, son extremadamente peligrosas y este tipo de radiación efectivamente tiene efectos sobre la salud humana, específicamente efectos cancerígenos. Pero ¿Cuál es la frecuencia de estas radiaciones?.
Los rayos X se ubican en frecuencias desde los 30 hasta los 3.000 PHz (es decir desde 30.000.000.000.000.000 Hz hasta los 3.000.000.000.000.000.000 Hz) y los rayos gamma tienen frecuencias superiores a los 30.000 PHz (o equivalentemente 30.000.000.000.000.000.000 Hz). Imagínese la cantidad de energía que estas ondas llevan asociadas. ¿Acaso es comparable una onda de una antena celular entre los 900 y 1800 MHz (que en notación plana, son 900.000.000 Hz y 1.800.000.000) y ni que decir de las ondas de radio, las cuales tienen frecuencias del orden de los centenares de MHz, y aun menor frecuencia tienen las ondas de las redes eléctricas las cuales solo alcanzan los 50 o 60 Hz, dependiendo de cada país.
Obsérvese que las ondas que efectivamente tienen efectos nocivos sobre la salud humana son de frecuencias cientos de millones de veces más grandes que las ondas de los celulares y más aun de las ondas de radio. Según se sabe, la energía que contiene una onda electromagnética es directamente proporcional a la frecuencia, es decir, a mayor frecuencia, mayor cantidad de energía. Se observa así que las ondas de los aparatos eléctricos o electrónicos de uso convencional están muy por debajo del umbral donde los campos electromagnéticos pueden generar efectos cancerígenos a partir de la mutación del ADN y por lo tanto su uso masivo es totalmente inofensivo.
Dicho de manera más coloquial, comparar las radiaciones ionizantes con las no ionizantes en cuanto a los efectos que tienen sobre la salud humana, teniendo en cuenta la energía asociada a la onda, es como decir que como el uranio 235 enriquecido es un metal radioactivo que afecta la salud humana inclusive a cierta distancia de él, entonces una barra de hierro caliente, la cual también emite una radiación, es nociva para la salud humana ubicándose a cierta distancia de ella. Evidentemente, el lector de este artículo sabrá que aunque ambos emiten radiaciones electromagnéticas, la capacidad degenerativa celular del uranio sobre la barra de hierro caliente es abismal y esta ultima es inocua para la salud humana. Una comparación similar se puede hacer entre las ondas electromagnéticas no ionizantes y las ionizantes; las primeras son inocuas para la salud humana mientras que las segundas causan daños graves e irreversibles.
Así las cosas, no es posible comparar una onda electromagnética generada por un celular o un equipo eléctrico casero con ondas electromagnéticas ionizantes, las cuales si tienen efectos negativos para la salud.
Los únicos efectos que se conocen para las radiaciones no ionizantes (ubicadas en el rango de los 0 a los 300 GHz) están asociados a la inducción de corrientes en los tejidos con el consabido efecto térmico relacionado al flujo de corriente eléctrica por el cuerpo.
Es importante hacer notar que el flujo de corriente por el cuerpo humano solo ocurrirá en el momento de tener contacto con otro cuerpo a diferente potencial, pues el cuerpo humano se considera en su conjunto, como equipotencial y el flujo neto de corriente por él será cero.
Otro caso típico sobre el cual se forman mitos relacionados con los campos electromagnéticos son los producidos por las líneas de transmisión y distribución (frecuencia de 60 o 50 Hz). Para analizar este caso se debe considerar primero el hecho que la intensidad del campo disminuye inversamente proporcional a la distancia. Es decir que a mayor distancia, la intensidad del campo eléctrico y magnético es menor y para las alturas que estas líneas tienen, además de la baja frecuencia que se maneja en ellas, se puede afirmar con toda certeza que son inofensivas para el cuerpo humano en cuanto a la radiación electromagnética que de ellas se emana.
Existe otro fenómeno asociado a las líneas de transmisión que no las hace tan inofensivas, este fenómeno se conoce como voltaje inducido. Este es un fenómeno que puede causar electrocución directa si la empresa prestadora de los servicios de transmisión y/o distribución de energía eléctrica no toma medidas preventivas. Sin embargo es un chock eléctrico instantáneo más no un efecto degenerativo en el tiempo.
El horno microondas es otro electrodoméstico satanizado por funcionar con base a las ondas electromagnéticas. Es importante hacer notar que este opera generalmente a 2,5 GHz que aun no clasifican como ondas electromagnéticas ionizantes, por tal motivo no genera cambios en el ADN para generar cáncer ni enfermedades crónicas. A lo sumo, la exposición a la radiación de las microondas causa calentamiento que genera el rompimiento de los tejidos y su deshidratación, pero en ningún momento se ha demostrado que esta radiación produzca mutaciones genéticas que alteren la replicabilidad normal del ADN.
Como hemos visto hasta aquí, las radiaciones producidas por los electrodomésticos convencionales o incluso los celulares son inofensivas para el cuerpo humano. No siendo así las radiaciones ionizantes, las cuales son producidas por equipos o fenómenos naturales que no se encuentran en la vida cotidiana.
FUENTES DE CONSULTA RECOMENDADAS
Asociación Española contra el Cáncer
http://www.todocancer.com/NR/rdonlyres/7834F6DD-E331-4BFB-9CB0-962BB20348EF/0/MSC1.pdf
Mobile Manufacturers Forum
http://www.mmfai.org/public/docs/es/Mobile%20Phone%20Fact%20Pack_ES.pdf
Health Protection Agency - Reino Unido
http://www.hpa.org.uk/radiation/understand/radiation_topics/emf/index.htm