Publicado en: Blogs del periódico El Tiempo - Abril 10 de 2008
La irracionalidad religiosa presenta profundas implicaciones y riesgos para la vida de las personas, incluso para aquéllas que no profesan ninguna religión. Uno de los aspectos más peligrosos del apego religioso a ideas basadas en la ignorancia, el fundamentalismo y la fe, tiene que ver con gravísimos problemas de salud pública como se muestra a continuación.
Durante la Edad Media, el mundo conocido fue asediado por innumerables enfermedades. En el siglo XIV, Europa padeció una pandemia de Peste Negra que, a pesar de las oraciones de millones de personas, acabó con la vida de un tercio de la población del mundo conocido. Esta enfermedad viajó al Viejo Continente desde el norte de la India, se extendió por Oriente Próximo, Italia y de allí a Francia, la península Ibérica, Gran Bretaña, Suecia, Noruega hasta llegar a Rusia.
Además de la Peste Negra, la humanidad también fue diezmada por la viruela, de la cual se dice que mató a más personas que todas las demás enfermedades infecciosas juntas (1). En el siglo XVII, el médico británico Edgard Jenner observó que los campesinos que ordeñaban vacas contagiadas con la enfermedad no la contraían e inoculó a un joven con una muestra extraída de la mano de una granjera infectada con viruela de las vacas. Algunos días después, inyectó al joven con la viruela humana, pero no desarrolló la enfermedad. Con esto se inició una gran revolución en medicina: Jenner, por medio de la observación, el análisis, el pensamiento racional y la ciencia, había descubierto la vacunación, salvando decenas de millones de vidas que la oración no habría podido salvar jamás, pues la tasa de mortalidad de la viruela era hasta del 30%. Sin embargo, esta aterradora enfermedad no fue erradicada del planeta sino hasta 1980, por medio de un agresivo programa de vacunación llevado a cabo durante el siglo XX.
El descubrimiento de Jenner fue el primer paso para el desarrollo de otras vacunas como la de la rabia, la de la tuberculosis, la fiebre amarilla, la tos ferina y, entre otras, la de la Poliomielitis.
Esta última enfermedad producida por el poliovirus afecta el sistema nervioso central; puede causar inflamación en las neuronas motoras de la columna vertebral y el cerebro, y llevar a parálisis, atrofia muscular y malformaciones. Ataca principalmente a los niños entre 4 y 15 años pero puede ser prevenida por medio de la vacunación.
Diversas instituciones de carácter internacional como la OMS, la ONU, la UNICEF y Rotary International encabezaron y promovieron campañas de vacunación contra la poliomielitis en todo el mundo. Su objetivo era que esta enfermedad fuera la segunda erradicada del planeta en el año 2005. Pero a pesar de haber invertido inmensas cantidades de dinero en esta causa, fueron derrotados: el virus tenía aliados con quienes no contaban.
Esta campaña masiva comenzó en 1988 cuando había 350.000 casos de la enfermedad y 125 países aún tenían polio. Parecía que todo el mundo se había unido para derrotar una terrible enfermedad que causa enormes sufrimientos y dificultades motoras a quienes la padecen. Para 2005, el éxito de la campaña era abrumador: solo cuatro países aún registraban casos de Polio: Nigeria, Pakistán, Afganistán e India. La campaña se intensificó en estos lugares. En la ciudad India de Calcuta, incluso las mujeres de alta sociedad se asociaron con las prostitutas para divulgar la buena noticia: sus hijos sería vacunados contra la polio, solo era necesario que los llevaran y sin que nadie les preguntara nada, dejaran que sus hijos se tragaran dos gotas de la vacuna. Pero el temible aliado del poliovirus atacó con gran fuerza: musulmanes intransigentes comenzaron a divulgar la mentira de que la medicina era una artimaña de occidente para causar diarrea e impotencia. La campaña se vino al traste.
Seguramente no faltará quien argumente que los musulmanes no son responsables, que incluso en la Cumbre de la Conferencia Islámica en Malasia, realizada en 2003, los jefes de estado de 57 países se comprometieron a acelerar sus esfuerzos para erradicar esta enfermedad (2). Pero una cosa es lo que dicen los políticos y otra muy distinta es lo que hacen, ellos y los ulemas quienes instan a los fieles a oponerse a la vacunación.
En Pakistán por ejemplo, los padres de 24.000 niños se rehusaron a vacunarlos en enero de 2007 debido a los rumores de que la vacuna causaba esterilidad. De esta manera, una enfermedad que no conoce fronteras ni hace distinciones de raza, religión, sexo o nacionalidad está aún más lejos de ser erradicada. La polio es un problema global con el que todos deberíamos estar comprometidos porque un solo caso podría multiplicar la enfermedad nuevamente.
Un caso patético es Nigeria, que fue declarada temporalmente libre de Polio por la Organización Mundial de la Salud. En 2005 un grupo de religiosos musulmanes emitió una fatua que afirmaba que la vacuna contra la poliomielitis era una conspiración de Estados Unidos y de la ONU para esterilizar a los verdaderos creyentes con un propósito genocida. Meses después la polio había vuelto a manifestarse en la región, a la vez que peregrinos nigerianos la habían diseminado a doce países entonces libres de polio, entre ellos Yemen, país que dista más de 2000 km de Nigeria (3).
Además del problema que representan las constantes migraciones desde países que aún no han erradicado la enfermedad, el crecimiento del Islam y su asentamiento en otros países implica que estas creencias medievales y conspiranóicas también se esparzan incluso a países que han abrazado la racionalidad como Estados Unidos e Inglaterra. En este país, el jefe de la Asociación Médica Islámica, doctor Abdul Majid Katme, se dirigió a los musulmanes diciendo que está contra el Islam vacunar a los niños pues, de acuerdo con el doctor, muchas vacunas contienen alcohol, sustancia prohibida para los musulmanes y "partes de animales" que no fueron sacrificados a través de un ritual. Con "partes" este médico, de quien se esperaría un conocimiento mayor en temas relacionados con la vacunación y la inmunología, se refiere células o incluso proteínas extraídas de células procesadas posteriormente en un laboratorio.
Lo más lamentable es que la situación no tiene cara de mejorar. Los niños víctimas de la polio son considerados mártires pues, según la Sharia, encontrar una cura para una epidemia antes que suceda está prohibido (4). De esta manera el comportamiento irracional e inmoral de los padres es premiado por la comunidad islámica que ve al niño como un héroe al padecer en nombre de la religión.
Sin embargo, no solo los niños del mundo islámico son víctimas de la ignorancia, la paranoia y la falta de cordura de los guías espirituales musulmanes. Con las migraciones masivas, las facilidades de desplazamiento que nos ha dado la ciencia, la superpoblació n, especialmente en países pobres, y el número creciente de creyentes en el Islam, todos los niños del mundo están en riesgo de contraer esta enfermedad y los esfuerzos de las organizaciones humanitarias - neutrales en los conflictos políticos y religiosos-, serán en vano, porque hasta que no he haya vacunado el último niño del planeta y pasen varios años sin nuevos casos de polio, no se podrá declarar al mundo un lugar libre de esta enfermedad. Hoy la victoria se vislumbra aún más lejos por culpa de la irracionalidad islámica.
Pensarán algunos que solo los fundamentalistas musulmanes representan un problema para la salud pública, no obstante, las posturas ignorantes, dogmáticas, fundamentadas en mentiras no son exclusivas del Islam: las religiones cristianas también representan un problema. En próximos artículos se analizará el papel de los cristianismos frente a otras enfermedades y la manera irresponsable e inmoral como sus pastores, sacerdotes y fieles han actuado.
Notas:
[1]. Información general sobre la viruela en:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/smallpox.html
[2]. Comunicado de prensa de la OMS sobre la decisión de la Organización de la Conferencia Islámica OCI de intensificar esfuerzos para erradicar la poliomielitis en:
http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2003/pr78/es/index.html
[3]. HITCHENS, Christopher. Dios no es bueno, Debate, Bogotá, 2008, pp.60-61
[4]. Maulana Fazluyah, fundamentalista islámico paquistaní dice que la vacuna contra la polio es antiislámica y que las víctimas son mártires:
http://layijadeneur abia.com/ 2007/02/23/ la-vacuna- contra-el- polio-es- antiislamica- las-victimas- son-martires/