Desde los mismos comienzos de fotografía muchos creyentes han tratado de respaldar la existencia de la vida después de la muerte con fotografías de fantasmas. Usando trucos ingeniosos - algunos no tanto - crean imágenes que pueden parecer muy asombrosas a personas sin conocimiento adecuado de estos métodos. En detrimento de la supuesta autenticidad de las fotografías de fantasmas están la facilidad de su realización y sus características, que son inconsistentes de lo que se podría esperar al fotografíar un espíritu descarnado.
Radiación electromagnética juguetona
Un primer punto que se debe considerar se refiere a los relatos que acompañan dichas fotos: se asegura que ninguno de los testigos veía nada en el momento de tomar la fotografía. Se afirma que sólo después que se revela la película, aparece una imagen, una sombra, un cuerpo parcial, una luz, un ser translúcido, un borrón, o cualquier anomalía que hace pensar en la manifestación sobrenatural. Lo que nos haría sospechar inmediatamente de este tipo de relatos es su incoherencia con las leyes naturales de la física. Y en este caso, no podemos justificarlo con la respuesta simplista de que "los fantasmas no se rigen por las leyes de la física porque pertenecen a planos superiores". ¡De ninguna manera! Las fotografías son sospechosas por causa del imposible comportamiento de la luz que capta la cámara. Lo aclararemos a continuación.
Los pigmentos de las películas fotográficas son sustancias químicas sensibles a la luz. Típicamente haluros y bromuros de plata, al recibir luz, cambian su configuración química, haciéndole cambiar sus características ópticas. Lo que hace la cámara fotográfica es enfocar la luz que acepta la cámara sobre la película fotográfica. Para ésto se utiliza el sistema de lentes. Si la película se impresiona con la imagen de un fantasma quiere decir que hubo fotones de luz fantasmal que fueron recibidos por la cámara. Pero esto delata inmediatamente la falsedad del testimonio. Si una parte de los fotones fue suficiente para impresionar la película fotográfica, necesariamente debería haber impresionado el ojo de los testigos, ya que el ojo humano es muchísimo más sensible que las películas fotográficas comunes. Esto es claro para cualquier persona, pues en muchas situaciones en las que podemos ver sin ningún problema, se necesita un flash para que la película registre la imagen: tenemos más sensibilidad a la luz que una película fotográfica.
Surge así una imposibilidad física: habría fotones que captados por la cámara pero no captados por el ojo. Esto se sale de todo lo que conocemos del comportamiento de la luz. Y nótese que no estamos hablando de propiedades del fantasma: estamos refiriéndonos exclusivamente a las propiedades de la radiación luminosa. Una radiación así sería una luz inteligente, juguetona, que le "haría el quite" a unas direcciones y evadiría otras, esquivando los ojos de los testigos, para meterse directamente por el lente de la cámara. Esto es tan absurdo que el relato de testigos que no ven nada hasta que se revela la foto es un indicio directo de fraude fotográfico.
El museo fantasmal
Un segundo punto a considerar es el de la tremenda disparidad en las manifestaciones espectrales que supuestamente quedan capturadas por la cámara. Desde seres humanos completamente nítidos y con apariencia sólida, hasta extraños trazos de luz, pasando por figuras humanas incompletas, seres traslúcidos, figuras nebulosas, figuras brillantes, etcétera. Se afirma que todos estos tipos de imágenes representan las apariciones de espíritus descarnados del más allá.
Es inconcebible que las imágenes de un mismo fenómeno (espíritus), captados por un mismo tipo de dispositivo (película sensible con base en haluros y bromuros de plata, usando sistemas de lentes), pudiera exhibir semejante disparidad de manifestaciones. Todos estos tipos distintos de fantasmas traen a la mente la exposición de especímenes variados en un museo.
Se podría alegar que algunos de estos documentos fotográficos representan diversas fases de apariciones fantasmales, pero ante esto se puede argumentar lo siguiente: las fotos que muestran secuencias fantasmales, con nubes difusas que se compactan para formar figuras nítidas, son claramente fraudes desacreditados incluso por las asociaciones parasicológicas. La figura final termina siendo tan parecida a un recorte de papel, que la hipótesis de las "fases" no se ve muy respaldada por ellas. De otro lado, se tienen supuestos testimonios de fantasmas que no cambian de forma durante el tiempo que dura el supuesto fenómeno, y presentan la misma disparidad de aspecto.
La alta variabilidad en las imágenes apunta más a la alta recursividad humana para hacer trampas que a la unicidad de un mismo fenómeno.
Fantasmas mojigatos
Un último aspecto que genera curiosidad en alguien con espíritu crítico es el pudor o la gazmoñería de estos espíritus. Un aforismo popular es bastante sabio: "nada traemos a este mundo y nada nos llevamos de él": si venimos "en cueros" y lo que se va es el espíritu, entonces éste también se debería alejar "en cueros". Hasta donde sabemos, nadie postula que la ropa tenga "alma" y que el alma de los atuendos se vaya fiel, cual perrito faldero detrás de su amo, hacia la otra vida. Por tanto, resulta muy sospechoso que los primeros fantasmas fotografiados, justo de la Era Victoriana, aparecieran envueltos en aparatosos ropajes, típicos de la época. Sería un completo escándalo social lo contrario: ¡que los fantasmas andaran por ahí desnudos!... ¡no faltaría más! ¡qué mal gusto!... ¿dónde quedarían las buenas costumbres de la gente "decente" al morir?
Desde ese entonces, la práctica totalidad de las fotografías que se esgrimen como pruebas de los fantasmas muestran seres con atuendos de moda en la época de su supuesto deceso, o visten ropajes típicos de su vida. Algunos aparecen con una absurda sábana encima con dos agujeritos a la altura de los ojos... ¡da lástima el deterioro mental que sufren estos individuos al morir, lo que les lleva a perder el buen gusto para vestir!...Otros espectros, generalmente damas, aparecen con vestimentas vaporosas semejantes a las que se muestran en los cuentos de hadas... El caso es que de ninguna manera pueden faltar al buen gusto. Así, todas estas imágenes fallan en algo que debería ser obvio: si el espectro fuera humano y apareciera nítido, no debería llevar vestimentas; un fantasma así debería levantar sospechas inmediatamente. Por supuesto, una mente crédula no va a fijarse en estos detalles.
Facilidad de falsificación
Tal vez el mayor problema que afrontan la supuestas fotografías autenticas fantasmales es la manera tan fácil como se pueden crear fotos trucadas que compitan en calidad con ellas. Terminan siendo en el peor de los casos, indistinguibles, y en el mejor, mucho más convincentes, que las que postulan los creyentes como fotografías auténticas.
En este caso, la navaja de Occam ofrece su veredicto. Ante dos explicaciones ofrecidas que son "las fotos son manifestaciones de espíritus" y "las fotos fueron hábilmente trucadas", se escoje siempre la hipótesis que explique mejor las características del fenómeno. En caso que ambas explicaciones funcionen igual de bien, se escoje la más simple... En este caso ni siquiera hay que pasar a la segunda fase. Las fotos espectrales se explican mucho mejor como fraudes que como apariciones reales. Además, sabido el número de estafas en este campo, ninguna evidencia se puede tomar como válida hasta que se descarte por completo cualquier tipo de falsificación. Afirmaciones extraordinarias requieren una evidencia extraordinaria.
Métodos tradicionales de falsificación
Llegados a este punto podemos pasar a explicar los métodos más comunes para fabricar fotos de supuestos fantasmas. Algunos se basan en el uso de una exposición doble sobre la película, otros se valen de recortes de figuras de cartón, otros de ilusiones ópticas y en la actualidad, por el abrumador adelanto en los computadores, se hace uso de los modernos programas de procesamiento digital de imágenes. Veremos a continuación los métodos más comunes.
1. Barrido
Se logra abriendo el obturador de la cámara fotográfica durante un tiempo prolongado (varios segundos). Durante este tiempo se debe dejar estático lo que se desee mostrar natural, y poner en movimiento lo que se quiera que aparezca fantasmal. Para que la película no quede velada, el diafragma de la cámara debe dejarse más cerrado que lo usual para una sensibilidad de película dada.
Hay dos ejemplos de barrido en la figuras 1 y 2. En la figura 1, el autor de este artículo aparece en camiseta blanca. Al lado inferior derecho de la foto aparece su sombra (no confundirla con el fantasma). Desde el lado izquierdo de la imagen, y pasando por detrás del autor, hay una figura grisácea fantasmal que levanta una mano por encima de su cabeza. Muchas fotografías de espectros se parecen bastante a ésta.