Hernán Toro - Escépticos Colombia
Todos los grupos cristianos aceptan la Biblia como texto inspirado por su dios Yahvé (también conocido como Jehová). Para los cristianos protestantes de corte norteamericano, no sólo está inspirada por su divinidad sino que es inerrante en todos los campos, hasta el punto de considerarla "el manual de vida" que Yahvé habría dejado para la humanidad por siempre.
"Oísteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo. Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos. Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen también lo mismo los publicanos? Y si abrazareis á vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los Gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto." (Mateo 5, 43-48) [2]
Los creyentes basan su fe en Yahvé como un dios bueno y justo en textos neotestamentarios como este. Pastores, curas y predicadores de toda laya los repiten a diario en sus iglesias, para convencer a sus fieles de que su dios es paradigma de amor y justicia; la base perfecta de cualquier sistema ético, moral o legal. Pero... ¿esto es cierto? ¿el dios de la Biblia es en verdad justo, bueno, "lento a la ira y rico en clemencia"?
Quien no se conforma con escuchar al pastor en su iglesia -quien lee la Biblia personalmente- encuentra numerosos textos que muestran lo contrario. Aunque se podrían citar cientos de pasajes parecidos, sólo se muestra uno que representa bien a Yahvé; el relato se explica solo pero aún así, se harán breves comentarios sobre algunas partes que se resaltan.
Deuteronomio 28,15-51:
"Pero si no obedeces la voz de Yavé, tu Dios, y no pones en práctica todos sus mandamientos y normas que hoy te prescribo, vendrán sobre ti todas estas maldiciones: Maldito serás en la ciudad y en el campo. Maldita será tu canasta de frutos y tu reserva de pan. Maldito el fruto de tus entrañas y el fruto de tus tierras, los partos de tus vacas y las crías de tus ovejas. Maldito serás cuando salgas y maldito también cuando vuelvas.
Yavé mandará la desgracia, la derrota y el susto sobre todo lo que tus manos toquen, hasta que seas exterminado, y perecerás en poco tiempo por las malas acciones que cometiste, traicionando a Yavé. El hará que se te pegue la peste hasta que desaparezcas de este país que, hoy, pasa a ser tuyo. Yavé te castigará con tuberculosis, fiebre, inflamación, quemaduras, tizón y roya del trigo, que te perseguirán hasta que mueras.
El cielo que te cubre se volverá de bronce, y la tierra que pisas, de hierro. En vez de lluvia, Yavé te mandará cenizas y polvo, que caerán del cielo hasta que te hayan barrido.
Yavé hará que seas derrotado por tus enemigos. Por un camino irás a pelear en su contra y por siete caminos huirás de ellos. Al verte se horrorizarán todos los pueblos de la tierra.
Tu cadáver servirá de comida a todas las aves del cielo y a todas las bestias de la tierra, sin que nadie las corra. Te herirá Yavé con las úlceras y plagas de Egipto, con tumores, sarna y tiña, de las que no podrás sanar.
Te castigará Yavé con la locura, la ceguera y la pérdida de los sentidos. Andarás a tientas en pleno mediodía, como anda el ciego en la oscuridad, y fracasarás en tus empresas. Siempre serás un hombre oprimido y despojado, sin que nadie salga en tu defensa.
Tendrás una prometida y otro hombre la hará suya. Edificarás una casa y no la podrás habitar. Plantarás una viña y no comerás sus uvas. Tu buey será sacrificado delante de ti y no comerás de él. Ante tus ojos te robarán tu burro y no te lo devolverán, tus ovejas serán entregadas a tus enemigos y nadie te defenderá.
Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblos extranjeros y enfermarás con tanto mirar hacia ellos, pero no podrás hacer nada. El fruto de tus campos, todos tus esfuerzos, los comerá un pueblo que no conoces y tú no serás más que un explotado y oprimido toda la vida. Te volverás loco por lo que veas. Yavé te herirá con úlceras malignísimas en las rodillas y en las piernas, de las que no podrás sanar, desde la planta de los pies hasta la coronilla de tu cabeza. Yavé te llevará a ti y al rey que tú hayas elegido a una nación que ni tú ni tus padres conocían, y allí servirás a otros dioses de piedra y de madera. Andarás perdido, siendo el juguete y la burla de todos los pueblos donde Yavé te llevará.
Echarás en tus campos mucha semilla y será muy poco lo que coseches, porque la langosta lo devorará. Plantarás una viña y la cultivarás, pero no beberás vino ni comerás uvas, porque los gusanos la roerán. Tendrás olivos por todo tu territorio, pero no te darán ni siquiera aceite con que ungirte, porque se caerán las aceitunas y se pudrirán.
Tendrás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque se los llevarán cautivos. Todos los árboles y frutos de tu tierra serán atacados por los insectos. El forastero que vive contigo se hará cada día más rico, y tú cada día serás más pobre. El te prestará y tú tendrás que pedir prestado; él estará a la cabeza y tú a la cola.
Todas estas maldiciones caerán sobre ti, te perseguirán y oprimirán hasta que hayas sido eliminado, porque no escuchaste la voz de Yavé, tu Dios, ni guardaste sus mandamientos ni las normas que te ordenó. Se apegarán a ti y a tus descendientes para siempre y serán una señal asombrosa a la vista de todos.
Por no haber servido con gozo y alegría de corazón a Yavé, tu Dios, cuando nada te faltaba, servirás con hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miseria a los enemigos que Yavé enviará contra ti. Ellos pondrán sobre tu cuello un yugo de hierro hasta que te destruyan del todo.
Yavé hará venir contra ti de un país remoto, como un vuelo de águila, a un pueblo cuya lengua no entenderás. Ese pueblo cruel no tendrá respeto por el anciano ni compasión del niño."
Tras leer este texto [3] "inspirado" es imposible sostener que Dios es todo "Amor". Sería una contradicción enorme: se albergarían dos ideas mutuamente excluyentes en la mente, como en el "doblepensar" orwelliano o en las reglas de "La Compañía de Jesús" fundada por Ignacio de Loyola4 . Si Dios fuera "Amor", no habría dejado plasmar estas injusticias en su "Santa Palabra".
Se pueden examinar algunas citas particularmente inquietantes en este discurso:
"Maldito el fruto de tus entrañas"
La maldición cae sobre los hijos de los infractores. Aunque no hayan hecho nada malo, los hijos pagan por los pecados de sus padres. Que un inocente reciba castigo por lo que hacen otros no es moral ni justo. Un dios que castigara así no podría ser base de ningún sistema ético o legal en una sociedad civilizada.
"El cielo que te cubre se volverá de bronce, y la tierra que pisas, de hierro. En vez de lluvia, Yavé te mandará cenizas y polvo, que caerán del cielo hasta que te hayan barrido."
Si se cree en el texto, todo ser del territorio ocupado por el pecador, plantas, animales y personas, padecerían la sequía enviada como amonestación. Castigar a un culpable con una medida que afecta incontables inocentes es inmoral. Es una respuesta desproporcionada, similar al bombardeo de una ciudad llena de civiles inocentes como retaliación a la acción puntual de algún morador de la ciudad: simple terrorismo.
"Tu cadáver servirá de comida a todas las aves del cielo y a todas las bestias de la tierra, sin que nadie las corra".
Este versículo ahonda en la personalidad de Yahvé. Siendo omnisciente, debería saber que un cadáver no es una persona y no siente nada. Aún así, en su saña decide vengarse hasta del cuerpo inanimado del pecador: ni siquiera le permite una digna sepultura... lo deja como carroña. Sobre un cadáver es imposible hacer justicia; su profanación sólo muestra venganza enfermiza, semejante a la de los paramilitares colombianos que utilizan motosierras para desmembrar campesinos y luego se ponen a jugar fútbol con las cabezas. [5] No extraña que un pueblo que adora mayoritariamente a Yahvé haya generado esta especie de individuos.
"Tendrás una prometida y otro hombre la hará suya".
Aquí se manifiesta el machismo del dios tribal Yahvé. Para castigar al pecador, Yahvé hace que su prometida inocente sea sometida al oprobio de ser poseída por otro hombre. Aquí la injusticia de Yahvé es doble: no sólo oprime a la mujer sino que la utiliza como un objeto, como un medio para castigar a un tercero: no sólo es venganza sobre el pecador, sino utilización sexual de una inocente como medio de venganza.
"Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblos extranjeros y enfermarás con tanto mirar hacia ellos, pero no podrás hacer nada. (...)Tendrás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque se los llevarán cautivos".
Yahvé insiste en derramar su venganza sobre los hijos del infractor para hacerlo sufrir. En la nefanda justicia de este dios, es lícito ensañarse con los hijos inocentes para castigar al padre culpable. Es la misma "justicia" de "Los Pepes" (perseguidos por Pablo Escobar) antes de convertirse en las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia). Antes de matar a un enemigo, le asesinaban parientes, empleados, e incluso hijos de sus empleados para hacerle experimentar el mayor dolor y pánico posible [6] . Es la versión local del conocido aforismo: "démosle primero donde más le duela". Este tipo de "justicia" es sólo una imitación los métodos de Yahvé para saciar su "santa" sed de sangre. Parece que los Pepes sólo seguían el mandato de Jesús de ser "perfectos como el Padre Celestial es perfecto"... perfectos en la venganza insaciable.
"Todas estas maldiciones(...) Se apegarán a ti y a tus descendientes para siempre y serán una señal asombrosa a la vista de todos".
Ahora la venganza se extiende de los hijos a todos los descendientes; la expresión "para siempre" da mejor perspectiva de la naturaleza de Yahvé. Incluso cuando el infractor ya no existe y no puede sufrir por los males que experimenta su familia, Yahvé se ensaña sobre los descendientes, no sólo para saciar su "furia santa", sino para dejar un precedente eterno de lo que le ocurre a los infractores. De nuevo Yahvé usaría incontables inocentes como valla publicitaria de su ira. Otra vez las personas usadas como medio de expresión de la "rabieta" divina.
"Yavé hará venir contra ti de un país remoto, como un vuelo de águila, a un pueblo cuya lengua no entenderás. Ese pueblo cruel no tendrá respeto por el anciano ni compasión del niño".
A medida que avanza el texto, se va haciendo más clara la naturaleza demoníaca del dios que los cristianos proponen como base absoluta de la ética y la moral humana... Aquí, no basta que a los hijos del infractor se les haga pagar; tampoco bastan los descendientes, aunque se los castigue "por siempre"... No: ¡La sed insaciable de sangre de Yahvé exige también los vecinos inocentes del pecador! Alguien peca y Yahvé manda una invasión extranjera que no respeta ni a viejos ni a niños del pueblo del infractor. ¡El pueblo entero paga lo que hace un individuo! Es otro intento infructuoso de ese dios tribal hebreo para aplacar su sed insaciable de sangre. [7]
Pero el primer puesto en depravación extrema se lo llevan los versos 52 a 59. Es mejor leerlo en las propias palabras inspiradas por Yahvé:
"Te asediarán en todas tus ciudades, hasta que caigan en todo tu país las murallas más altas y fortificadas en las que tú ponías tu confianza. Quedarás sitiado dentro de tus ciudades en todo el país que te da Yavé, tu Dios. Te comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijas e hijos que te haya dado Yavé, en el asedio y angustia a que te reducirá tu enemigo.El hombre más refinado de tu pueblo se esconderá de su hermano e incluso de su esposa y de los hijos que le queden, negándose a compartir con ellos la carne de los hijos que se estará comiendo, porque nada le quedará durante el asedio y la angustia a que tu enemigo te reducirá en todas tus ciudades. La mujer más tierna y delicada de tu pueblo, tan delicada y tierna que hacía ademanes para posar en tierra la planta de su pie, se esconderá del hombre que se acuesta con ella, e incluso de su hijo o de su hija, mientras come la placenta salida de su seno y a los hijos que dio a luz, por falta de todo otro alimento, cuando tu enemigo te sitie en tus ciudades y te reduzca a la más extrema miseria. Si no guardas ni pones en práctica las palabras de esta Ley tales como están escritas en este libro, y no temes a ese Nombre glorioso y terrible, a Yavé, tu Dios, él te castigará, a ti y a tus descendientes, con plagas asombrosas, plagas grandes y duraderas, enfermedades malignas e incurables".
Un lector ético que haya seguido estos pasajes bíblicos debió pasar por el punto de las bascas hace mucho rato: aquí, Yahvé envía un asedio extranjero que causa tal hambruna, que "hombres refinados y mujeres dulces" del pueblo del infractor se ven en la necesidad de comerse a sus propios hijos. Es de una morbosidad horripilante: no basta que Yahvé derrame su venganza sobre los hijos del infractor, ni sobre sus descendientes, ni siquiera sobre los vecinos inocentes del infractor... ¡también es necesario que estos se coman a sus propios hijos por hambre! [8]
Pocas veces, si alguna, se ha llegado a una forma tan escalofriante y macabra de ejecutar una venganza. ¡Hacerle comer su placenta y sus hijos a una mujer inocente, vecina de un infractor, para que pague el infractor! Esta manera de "hacer pagar" no se le ocurrió ni a Pablo Escobar durante la época del Cartel de Medellín. Es imposible justificar esta abominación como una "medida justa" de un "dios de amor". Ningún ser real o imaginario que cometiera tales actos de sadismo podría ser considerado "bueno". En palabras sencillas, este dios es un demonio espantable. Si la Biblia es inerrante, el dios que la dictó es un monstruo abominable, inmoral, injusto, homicida, infanticida, y sádico. No se puede tildar de amoroso a semejante monstruo, cuyas atrocidades hacen palidecer los crímenes de Hitler, Stalin, y cualquier terrorista moderno. Al comparar con la primera cita de este artículo, se entiende cuán justificado estaba el "hereje" Marción, al eliminar de su cánon bíblico la totalidad del Antiguo Testamento del sádico dios Yahvé.
En segundo lugar, algunos creyentes apuntan a la gran cantidad de bendiciones que envía Yahvé a quien le obedece; bendiciones que aparecen justo antes del pasaje citado. Esta defensa sería análoga a mostrar el gran bienestar que brindó Hitler al pueblo ario alemán, sus avances en obras públicas, y la gran calidad de vida que brindó a sus conciudadanos, para justificar el genocidio sistemático que realizó sobre millones de judíos y otras minorías de "razas inferiores" en sus cámaras de gas y hornos crematorios. Tales "buenas obras" de ninguna forma eliminarían la actitud sangrienta, sádica y promotora del canibalismo de padres sobre hijos, de la cual hace gala el "buen dios Yahvé".
Hay una tercera actitud: si se reconoce que dicho pasaje sólo representa la falsa cosmovisión sádica y genocida de una época primitiva; que dicho pasaje es horripilante, macabro y profundamente inmoral, entonces se debe reconocer que de la misma forma, páginas enteras de la Biblia pueden estar repletas de mandamientos falsos e inherentemente malos. En realidad, gran parte de ella es abominable desde el punto de vista de una ética civilizada, como verificará cualquiera que se tome la molestia de leerla o de consultar fuentes críticas. La Biblia y por ende, el cristianismo que la toma como base, no pueden ser patrón moral en ninguna sociedad civilizada moderna. No deben ser la base ética de las legislaciones.
Es hora de llamar a las cosas por su nombre. La deidad del judaismo, el cristianismo y el Islam es sólo un bárbaro y sádico dios tribal sobredimensionado durante milenios por altos jerarcas religiosos que tienen como negocio el dedicarse a propagar estos engaños.
Notas
[1]. Versión revisada de un artículo publicado originalmente con el título "La Infinita Bondad, Justicia y Misericordia del Dios "de Amor", o de cómo se autoengañan los creyentes" en la Página Racionalista en agosto de 1999:
http://www.geocities.com/torosaurio/criticabiblica/at06amordedios.html
[2]. Todas las citas son tomadas de la Biblia Latinoamericana, excepto esta primera de Mateo, extraída de la Reina Valera de 1909. Aunque la Biblia Latinoamericana es una versión parafraseada, la aceptación de esta lectura es unánime: no hay ambigüedad. Todas las traducciones, tanto protestantes como católicas, tienen la misma interpretación.
[3]. Se pueden encontrar centenares de pasajes similares en la Biblia, muchos incluso en el Nuevo Testamento.
[4]. San Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas, en su texto autógrafo de "Ejercicios Espirituales", dice en su parágrafo 365: "13ª regla. Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia hierárchica assí lo determina, creyendo que entre Christo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia su esposa, es el mismo spíritu que nos gobierna y rige para la salud de nuestras ánimas, porque por el mismo Spíritu y Señor nuestro, que dio los diez Mandamientos, es regida y gobernada nuestra sancta madre Iglesia".
Disponible en línea en: http://www.jesuitas.es/eeee.htm
[5]. Testimonio de exparamilitar extraido del website de la Fuerza Aérea Colombiana el 21 de septiembre de 2006 en:
http://www.fac.mil.co/index.php?idcategoria=13847&PHPSESSID=c32c75ceddbe6f2a9fd451ac25ab46a7.
[6]. Ver la crónica de Natalia Orozco, "El fin no justifica los 'Pepes'", en la seccion judicial de "El Espectador" de junio 4 de 2006, disponible en línea en: http://www.elespectador.com/historico/2006-06-04/contenido_MI-7792.htm.
[7]. Si se han de creer los mitos bíblicos, en varias ocasiones Yahvé cumplió su amenaza de castigar un pueblo entero por los pecados de unos pocos, por ejemplo en Josué 7, 1ss, y en 2 Samuel 24, 10ss.
[8]. En línea con la nota [7], Yahvé habría llevado a cabo sus amenazas de castigos caníbales en varias ocasiones, por ejemplo, Lamentaciones 4, 9-11 y 2 Reyes 6, 28-29