La mayoría de estudiantes de ciencias se sentirían extrañados si llegasen a saber que una importante discusión en torno a la ciencia se dio en un tribunal. Es probable también que esto sea desconocido por muchos profesores de Biología, a pesar de que la querella surgió como resultado de los contenidos de los programas de aprendizaje para las escuelas de educación media.
Pues bien, en los Estados Unidos, en la década de los 20, un grupo de fundamentalistas cristianos había intentado por todos los medios hacer desparecer el tema de la Evolución de las clases de Biología.
Los creacionistas afirman que sólo existen dos explicaciones para el origen de la vida: Creación o Evolución. Sin embargo ellos no incluyen las explicaciones míticas de los pueblos indígenas, ni las de otras culturas. Arrogantemente las califican como mitos. ¿Acaso la historia de Adán y Eva en un paraíso y tentados por una serpiente parlanchina no lo es? Los fundamentalistas alegaban también que la creación es una explicación científica alterna y que tanto la teoría de Darwin como la de “Moisés” deberían enseñarse por igual en las aulas de clase. La aprobación de esta ley la consiguieron, pero duraría muy corto tiempo.
Los científicos estaban horrorizados: ¿Qué vendría después? ¿Intentarían entonces los astrólogos apelar por un “trato igualitario” con la astronomía? ¿Cumpliría la arrogante pseudociencia de la creación permear las escuelas?
El polvorín explotó en 1982 cuando la “American Civil Liberties Union” demandó la ley del “trato equilibrado” por considerarla como la imposición religiosa de un dogma en particular.
Un equipo voluntario de juristas recorrió el país del Norte buscando testigos especializados en Ciencia, Filosofía de la Ciencia y Teología. Durante las audiencias que se continuaron, los científicos explicaron en el tribunal cómo un sinnúmero de evidencias sustentaba la Evolución: la Embriología y la Anatomía comparada, la Paleontología, la Geología, la Genética, la Bioquímica, la Biogeografía, etc. En cambio la “ciencia creacionista” sólo apelaba a la firme convicción de creer en la “palabra de Dios”, sin pedir evidencias.
El juez terminó por darle la razón a la parte demandante y dentro de su fallo de 38 páginas dejó claras las características de la ciencia (algo nunca antes hecho en un tribunal, lo que constituye un hito en la historia de la Ciencia moderna). Tales características, a su juicio, son:
- Se guía por las leyes de la naturaleza.
- Ha de ser explicativa en lo que se refiere a las leyes de la naturaleza.
- Es comprobable frente a los hechos empíricos.
- Sus conclusiones son provisionales, es decir no son necesariamente la última palabra (una teoría es reemplazada por otra cuando aparece una explicación con evidencias más reveladoras, por lo tanto en Ciencia no hay verdades absolutas, ni temas incuestionables como ocurre en la religión).
- Los hechos científicos deben ser capaces de superar los que intentan refutarlos (por más de un siglo y medio la Evolución ha demostrado ser un hecho real de la naturaleza de los seres vivos, con tanta validez como la esfericidad de la Tierra).
El juez también sentenció que la “ciencia de la creación” (o creacionismo científico, como también se conoce) no puede considerarse una explicación científica, ya que sólo se trata de un dogma religioso y no está respaldado por evidencias.
A pesar de este antecedente, los creacionistas han atacado en Argentina y España a medida que denominaciones fundamentalistas de origen Norteamericano han crecido en estos países. Por esto no debería hacérsenos raro si algo parecido se llegase a presentar en Colombia.
Sí algo nos enseña este caso es que los profesores debemos enseñar cómo funciona la ciencia, qué pasos se siguen para conseguir resultados, qué sustenta tal o cual teoría y no meramente dedicarnos a hacer memorizar las leyes y explicaciones resultantes.
Las carreras denominadas como “humanidades” se siguen enseñando en muchas universidades como si Darwin nunca hubiese existido. ¿Podemos estudiar Humanidades o Biología sin tener en cuenta nuestro origen y condición primate? (En cierta ocasión escuche a una maestra de Geografía de esta Universidad, decirle en clase a sus alumnos que la evolución es “tan sólo una teoría más” y que aún no se ha comprobado).
Este caso lo podemos recordar como la presentación de una excelente clase en la que se entretejieron diferentes ciencias, todas ellas relacionadas y de mutua ayuda. Así mismo, se puede recordar como un intento fallido de volver al siglo XVI, cuando los fanáticos religiosos persiguieron a las personas que intentaban llevar la ilustración y la ciencia a la mente humana.