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Blogs del periódico El Tiempo - Octubre 4 de 2007
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En su obra clásica sobre los regímenes totalitarios y sus técnicas de control mental, "1984", el novelista británico George Orwell describía las técnicas de adoctrinamiento necesarias para mantener sumisa, acrítica, crédula y pasiva intelectualmente a la población de un sistema dictatorial abusivo.
Entre los métodos descritos por la obra de Orwell destaca el fenómeno del "Doblepensar" (Doublethink), definida en el libro como "el acto de sostener simultáneamente dos creencias mutuamente contradictorias mientras se engaña fervientemente a sí mismo para creer en ambas". En palabras simples, el doblepensar es la renuncia completa al pensamiento. Es sostener mentalmente la conjunción de dos ideas opuestas: es aceptar como verdadera la proposición "P y no P". En el ámbito religioso es también frecuente el doblepensamiento. En el caso del fundamentalismo judeocristiano hay ejemplos asombrosos.
El primero fue tratado en una columna reciente: todo el mundo sabe lo que significa el amor y la misericordia. La misma Biblia reconoce que el hombre es como Dios en el aspecto de conocer el Bien y el Mal (Gn 3,22). Todos sabemos que dejar torturar y asesinar inocentes es malo. Y a la hora de tener misericordia, hasta el mismísimo Nazareno lo explicó claramente cuando le preguntaron cuánto se debía perdonar; en su utópico punto de vista, respondió que "setenta veces siete" (Mt. 18,22). Así es: todos sabemos que la bondad implica no matar a nadie y perdonar de forma gratuita las veces que sea necesario y conveniente.
Cuando se compara este concepto con la forma como Yahvé decidió perdonar a la humanidad, se nota la diferencia abismal: Yahvé no puede perdonar gratuitamente; primero tiene que hacer un sacrificio de sangre para aplacarse a sí mismo (Jn. 3,14) . Yahvé no hace caso a la súplica de Jesús en agonía, que le ruega que "pase de él este Cáliz", casi sudando sangre ( Lc.22,41-44)... no. Le parece más "chévere" matar innecesariamente a alguien inocente para perdonarnos a nosotros, los culpables. Un dios que no puede perdonar si primero no derrama sangre inocente para aplacarse a sí mismo, dista bastante de la definición de bondad y misericordia que toda persona correcta reconoce.
A pesar de todo, el creyente hace un verdadera acrobacia mental y sostiene este par de creencias: la bondad implica el respeto a la vida de todo inocente, y la misericordia implica perdonar de forma gratuita y abierta, pero al mismo tiempo sostienen que un dios que asesina inocentes que ruegan por su vida, para perdonar culpables, es bueno y misericordioso. Es el típico ejemplo de doblepensar orwelliano: sostener dos ideas totalmente opuestas simultáneamente y autoengañarse para creerlas ambas.
Otro ejemplo típico de doblepensar fundamentalista judeocristiano se da al confrontar la bondad de Dios con los hechos de la realidad. Al señalar que no puede ser bueno un Dios que permita el mal en el mundo, los creyentes acuden al concepto de "libre albedrío" para justificar la pasividad divina ante las aterradoras masacres que experimentamos hoy día; señalan que Dios no interviene en el mundo porque si evitara el mal, seríamos autómatas; él, supuestamente, nos permite todo tipo de atrocidades porque tenemos "libre albedrío", y si evitara el mal, supuestamente no estaría siendo "justo".
Al mismo tiempo, en otra parte del cerebro de los creyentes, hay un episodio notorio en el cual la deidad "bondadosa" se hastía de todo el mal en el mundo y como solución decide inundar a toda la humanidad (Gn. 6). Ahí no hubo libre albedrío que valiera: todos los seres humanos del planeta, descontando un puñado, todos los ancianos, todas las mujeres, todos los niños, todos los fetos en estado avanzado de gestación, todas y cada una de las personas del planeta fueron aniquiladas dizque "porque la maldad en sus corazones era mucha". ¿Cuánta maldad puede haber en un niño de 3 años para que merezca morir ahogado? ¿Cuánta maldad puede maquinar un feto de 6 o 7 meses?
Hoy día, entre los crímenes confesos de los paramilitares reinsertados hay ejemplos de violaciones grupales, desmembramiento en vida con machetes y motosierras, abortos a machete con el subsiguiente descuartizamiento de madre y feto, descuartizamiento con sogas y caballos que halan de los miembros de la víctima, escuelas de desaparición donde los paramilitares tomaban personas inocentes y las usaban como conejillos de indias para explicar a los integrantes de las AUC cómo desmembrar personas, incluso macabros juegos de fútbol con la cabeza de líderes sociales inocentes y amados por su comunidad que eran decapitados inmisericordemente por los perpetradores que actualmente están siendo insertados en la sociedad.
Unos 50 años antes, el Metodista más poderoso del planeta, detonó dos bombas atómicas sobre sendas ciudades japonesas repletas de inocentes. Fue la masacre más violenta de la historia en número de muertes por segundo. Miles de personas murieron vaporizadas en milisegundos y los supervivientes agonizaron de quemaduras radiactivas internas y de cánceres durante meses y años.
Es inconcebible físicamente un acto realizable en la época de Noé que pudiera superar los niveles de aberración y salvajismo que presenciamos en nuestra época.
La pirueta mental queda manifiesta: en el caso de las AUC y Harry Truman, el "dios padre bondadoso" permite los peores males de la historia porque dotó al hombre de libre albedrío y Yahvé no puede intervenir en ello. Pero Yahvé asesinó a toda la humanidad en la época de Noé, violándoles el libre albedrío de la forma más sanguinaria posible, dizque porque "el mal era mucho"... aunque era mucho menos que el mal que vemos hoy día. Es de nuevo el doblepensar: dos ideas totalmente contrarias sostenidas simultáneamente como verdaderas al mismo tiempo.
Tal vez el peor ejemplo de doblepensar en el judeocristianismo es una ramificación del caso anterior. En su "brillante" solución al mal de la época Noáquica, y después de haber hecho una creación maravillosa y pletórica de todo tipo de vida, Yahvé SE ARREPINTIÓ de haber hecho al hombre, y decidió, en su infinita sabiduría, acabar con toda la humanidad.
No importó que hubiera niños inocentes y fetos en estado avanzado de gestación. Todos fueron aniquilados. Más aún, no importó que el resto de la creación hubiera sido "buena". Yahvé en un arrebato de ira digna de un bebé cósmico malcriado de dos años, destruye un planeta completo con todos sus seres vivos, porque sólo una minúscula parte de ella, (los humanos malvados), actuaba mal.
Toda persona sabe lo que hay que hacer cuando en un sistema falla una de sus partes; se quita o se reemplaza. Si una persona se enferma de una infección, la solución es eliminar la infección con un antibiótico... no matar a garrotazos el paciente. Si un cultivo se enferma de una plaga, la solución no es quemar toda la hacienda; es asperjar pesticida. Si en una ciudad hay delincuentes destruyendo el estado de derecho, la solución es recluirlos en una penitenciaría... no es dejar caer bombas atómicas sobre todo el país.
Así, un dios todopoderoso e inteligente pudo acabar con el mal del mundo, con sólo decir "desvanézcanse los malos". También pudo eliminar selectivamente todos los elementos nocivos de su creación, justo como asesinó a todos los niños primogénitos inocentes de Egipto para vengarse del Faraón culpable (todo otro ejemplo de bondad y justicia divina).
Así, los creyentes sostienen que su dios es todo bondad, y toda sabiduría, pero al mismo tiempo creen que la mejor solución que pudo encontrar un ser omnipotente y omnisciente para curar el mal de un planeta consistió en anegar toda la creación, destruyendo lo bueno junto con lo malo... a la manera de un niño malcriado y energúmeno que al desencantarse con un juguete decide destruirlo a golpes. Un dios que se comportara así sería el dios más irreflexivo e inepto que pudiera imaginarse.
Los creyentes creen simultáneamente en un dios capaz de destruir todo el planeta y asesinar a toda la humanidad porque el hombre se porta mal, y que al mismo tiempo permite los males más atroces porque nos dotó con libre albedrío. Creen que proteger a los hijos es bueno, pero también creen bueno a dios que no escucha a su hijo que le pide clemencia en agonía. Creen que es bueno perdonar gratuitamente, pero también lo creen de un dios que no perdona si antes no derrama sangre inocente. Creen que su dios es infinitamente sabio, pero al mismo tiempo creen en el peor acto de irreflexividad... la destrucción innecesaria de todos los seres vivos de un planeta.
Con miras en la cantidad de ideas contradictorias que pueden caber en la mente de un creyente fundamentalista, es imposible negar que las religiones de corte monoteísta judeocristiano conllevan un peligro para la racionalidad y responsabilidad política de una sociedad. Un ciudadano incapaz de razonar lógicamente no puede tomar decisiones políticamente responsables y serias. Ese es el peligro del doblepensar en su plenitud de expresión.