El adoctrinamiento que ejerce el cristianismo necesita comenzar desde la más tierna infancia, y la mejor forma para hacerlo consiste en llenar la mente de los niños con leyendas que deterioran su pensamiento crítico y su autonomía psicológica, creándoles necesidades falsas muy difíciles de eliminar en la vida adulta. Por ejemplo, la necesidad de un Padre-Amigo imaginario que nos protege y escucha (a pesar de abundantes catástrofes que refutan este anhelo). El método para sembrar estas falsas necesidades en la mente infantil se resumen en una palabra: Navidad.
Es probable que personas con dudas de fe razonables tengan la opinión que algo de verdad se debe mezclar con mito en los relatos navideños del cristianismo. Para examinar esto, se analizarán lo que narra la biblia, siguiendo muy de cerca la argumentación de Uta Ranke-Heinemann (2), y Pepe Rodríguez (3).
Los cristianos primitivos partieron de una fe con base que se puede ver plasmada en las epístolas de Pablo. Esta versión primitiva del Cristianismo carecía de interés en la vida humana de Jesús, pues casi nada de los relatos evangélicos aparece en ella. Sólo posteriormente se procedió a dotar a Jesús de Nazaret con una "Biografía" teológica, para lo cual se escribieron cuatro evangelios. Estos se escribieron varias décadas después de la muerte de Jesús de Nazaret, tiempo más que suficiente para que se generaran embellecimientos legendarios del Jesús Histórico.
Así, la evolución cronológica de la divinidad de Jesús es patente en los evangelios canónicos: En el primero, Marcos, escrito después del 70 E.C, se manifiesta la naturaleza divina de Jesús en el Bautismo (Mc. 1, 10). Marcos nada sabe del nacimiento o la infancia de Jesús. En el siguiente, Mateo, escrito del 80 al 90 E.C., la naturaleza divina del Niño se
manifiesta a José en un sueño con ángeles (Mt. 1, 20). El siguiente paso de mitificación se da en Lucas, de 80 a 90 E.C. , donde la divinidad del niño se manifiesta en un mensaje angélico "en vivo y en directo" a la madre del "Redentor"(Lc.1, 26) . Por último Juan, de 90 a 100 E.C., es tan teológico que comienza su evangelio declarando que Jesús era Dios desde la creación del mundo (Jn. 1, 1.14). De este proceso de adorno legendario del Jesús Histórico, los únicos evangelios que aportan presuntos "datos históricos" serían los de Mateo y Lucas, que se examinan a continuación.
El relato de Mateo se caracteriza por una obsesión insaciable por inventarse cumplimientos proféticos para demostrar que Jesús era el Mesías. Su descripción navideña comienza con un sueño de José donde se le comanda aceptar a María, ya embarazada. Cuando el ángel explica quién será el que mora en el vientre dice:
"...Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: "Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa "Dios con nosotros". (Mt. 1, 21ss)
Ya en el comienzo se ve la urgencia del evangelista por achacarle el mesianismo a Jesús a toda costa, incluso retorciendo los textos del Antiguo Testamento para tratar de convencer de una profecía que a todas luces no se cumplió: "Jehosua" (Josúe, Jesús) y "Emmanuel" son dos nombres semitas perfectamente distintos. Estos significan "Yahvé salva" y "Dios con Nosotros", respectivamente. Ni fonéticamente, ni etimológicamente los nombres son iguales. Si era cierto que el Mesías se llamaría "Emmanuel", entonces Jesús no podría serlo. Sólo quien anhela creer a ciegas puede pensar que ahí se ha cumplido una profecía. Pero las dificultades no paran ahí. La supuesta "profecía" a la que se refiere Mateo es un texto que le profetizó Isaías a su contemporáneo, el rey Ajaz, que estaba al borde de un ataque de nervios por la amenaza que a su reino hacían Rasón y Pécaj (Is. 7, 1ss):
"Volvió Yahvé a hablar a Ajaz diciendo: "Pide para tí una señal de Yahvé tu Dios, en lo profundo del Seol o en lo más alto." Dijo Ajaz: "No la pediré, no tentaré a Yahvé." Dijo Isaías: "Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres que cansáis también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno. Porque antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el territorio cuyos dos reyes te dan miedo". (Is. 7, 10ss)
Al leer la profecía resaltan algunas anomalías. En primer lugar, el texto hebreo original habla de una doncella o mujer joven, mientras que Mateo se basa en la Septuaginta (la traducción de las escrituras hebreas al griego, llamada Biblia de los LXX). En ésta, la palabra hebrea "almah" que significa mujer Joven, fue traducida con el término griego "parthenos" (virgen), desvirtuando el texto original de Isaías. Si los textos hebreos hablaran de una "virgen" habrían usado la palabra "Betulah". No necesariamente una mujer joven es una virgen, así como no necesariamente una virgen es una mujer joven. Mateo, leyendo una traducción errónea de los textos hebreos, terminó creando el mito del nacimiento virginal de Jesús; una fábula igual a cualquier mito pagano: Un dios como Yahvé, que suele bajar del cielo en forma de paloma y que "cubre con su sombra" a una niña hebrea llamada María para engendrarle un hijo llamado Jesús, es prácticamente indistinguible de un dios como Zeus, que baja al mundo en forma de Cisne para seducir a una chica Griega llamada Leda y para engendrarle un hijo llamado Polideuces (entre otros).
No obstante, hay problemas aún más graves. Tras una lectura de este relato resulta evidente que la señal a la que alude Isaías era una señal para Ajaz. También es obvio que la señal se refería a su tiempo; es decir, al tiempo en el cual los reyes que lo amenazaban serían alejados. Los cristianos le adjudican el cumplimiento de esta profecía a Jesús, lo cual es absurdo pues, aparte de la anacronía (la profecía supuestamente se cumplió unos 700 años antes de "Cristo"), resultaría curioso que Jesús, el supuesto Dios humanado, tuviera que aprender a "rehusar lo malo y a elegir lo bueno".
Este cumplimiento falsificado de "profecía", es sólo uno de los múltiples inventos de Mateo para tratar de convencer al lector de su Evangelio de que Jesús de Nazaret tenía naturaleza divina. Se encontrarán más ejemplos a continuación.
La siguiente parte del relato mateano es el episodio de Herodes y los magos de oriente. No sobra señalar que las leyendas de los "tres reyes" magos es una elaboración tardía debida a diversos individuos como Orígenes(+253), el Papa León I Magno, Cesario (+542), etc. El relato bíblico no puede ser más explícito acerca de la naturaleza de los "magos":
"Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: "¿Dónde está el rey de los Judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle"." (Mt. 2, 1ss)
Lo fabulesco del relato y lo artificial de la composición se evidencia en estas escasas líneas. Primero: los magos eran unos astrólogos, y toda persona con algo de formación básica en ciencia sabe que la astrología es una seudociencia carente de fundamento y peor aún, prohibida por la mismísima "Ley de Yahvé"; basta leer lo que dice respecto a magos y astrólogos:
"No practiquéis la adivinación ni la magia." (Lv. 19, 26)
"Si alguien consulta a los nigromantes y a los adivinos, y se prostituye con ellos, yo volveré mi rostro contra él y lo extirparé de su pueblo."(Lv. 20, 6)
"El hombre o la mujer que practique el espiritismo o la adivinación será castigado con la muerte: los apedrearán. Su sangre sobre ellos."(Lv. 20, 27)
"No ha de haber dentro de tí nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia." (Dt. 18,10)
Es tan ingenua la redacción del evangelista, que luego de que los magos le preguntan a Herodes sobre el nuevo rey, le dicen que van a "adorarlo". Al parecer, estos astrólogos de fábula, tan aborrecidos por Dios que él mismo comandaba su lapidación, fueron los primeros en adorar al supuesto "Dios encarnado" -antes que cualquier cristiano en el mundo- todo gracias a una violación de la Ley de Yahvé que conllevaba pena capital.
La total carencia de fiabilidad histórica rezuma en el resto del relato: Herodes, como el mayor pusilánime de la historia, reacciona de forma inaudita cuando le informan del rey que lo sucederá: No ofreció para acompañar a los magos y encargarse él mismo de eliminar a Jesús; no envió una cohorte de soldados con la excusa de escoltar a los magos para luego matar al niño; ni siquiera envió un espía que siguiera a distancia a los magos, para localizar a Jesús y luego eliminarlo... ¡El autor del Evangelio nos quiere hacer creer que Herodes simplemente confió en que unos magos completamente extraños le indicarían dónde estaba el aspirante al trono! Quiere hacer creer el absurdo de que uno de los reyes más sanguinarios que tuvo Israel confió de forma ingenua en que le informarían la localización de quien amenazaba su reinado.
El emperador Claudio se refirió a la calidad sanguinaria de Herodes al decir que prefería ser cerdo de Herodes que hijo
suyo. Esto era un juego de palabras: en griego, "hijo" es "hyos", mientras que "cerdo" es "hys"; Herodes como todo Judío no podía comer cerdo, mientras que sí asesinó a sus hijos sin muchos miramientos. La falta de historicidad de Mateo es patente al tratar de convencer a sus lectores de que un gobernante sanguinario, acostumbrado a intrigas de corte, traiciones y asesinatos, iba a ser tan tonto de confiar en unos extraños para que le refirieran la localización de quien amenazaba su reinado. Esto delata la naturaleza ingenua y fabulesca del relato. Ningún rey que viera amenazado su reino actuaría de forma tan absurda.
Los absurdos no terminan ahí. El desempeño de la estrella como guía es otra fantasía inaceptable: el misterioso astro surge en Oriente y "guía" a los magos, no a Belén, donde estaba el niño, sino a las mismísimas manos de Herodes; luego desaparece, justo en el instante preciso como para que Herodes se entere de las intenciones de los magos. Cuando salen de palacio, la estrella reaparece y los guía justo hasta el lugar donde estaba el niño. Dicho astro habría sido el causante de la matanza de los "inocentes de Belén", pues si hubiera funcionado como era debido, llevando a los Magos directamente al Jesús, ninguna muerte hubiera ocurrido (aunque en realidad, tampoco hubo tal masacre, lo que se explica abajo).
¿Cómo se explica la estrella de Belén? Ha habido centenares de científicos que han tratado de encontrar torpemente una presunta historicidad en el relato de la estrella, por desconocer los métodos de falsificación de los evangelistas. Se han sugerido meteoros, cometas, conjunciones planetarias, novas, y un sinfín de tonterías que rechazarían lógicamente si quienes las proponen pensaran con seriedad lo planteado por Samuel Reimarus (+1768): "Un cometa con cola está demasiado alto como para apuntar a una determinada casita". En la mitología antigua era común asociar portentos celestiales con el nacimiento y muerte de las personalidades y eso fue lo que inventó Mateo para su personaje. No se deben aceptar ingenuamente seudoexplicaciones astronómicas para un mitos fabulesco.
¿Por qué inventó Mateo el relato de la estrella vagabunda? Porque necesitaba fabricar literariamente más cumplimientos espurios de supuestas "profecías" para convencer al lector. Leyendo sus fuentes hebreas, le gustó mucho el siguiente relato:
"El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría...Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado..." (Is. 9, 1-6)
Como en el nacimiento del Mesías debía aparecer una luz en las tinieblas, entonces Mateo se inventó una especie de estrella ambulante (que por cierto debería ir bastante baja para poder señalar una casa específica). Es sólo otro cumplimiento falsificado, sólo que en este caso no lo dijo explícitamente.
Siguiendo con el relato, Mateo dice que, tras ser avisados los magos en sus sueños de no volver a Herodes, éste entra en una proverbial ira, que se habría evitado de no ser tan confiado. Entonces se le avisa a José en sueños que huya a Egipto, mientras el rey asesina a todos los niños de Belén de Judá. Pero, ¿por qué huir a Egipto? ¿Por qué no a Nazaret,
que era donde Jesús iba a pasar toda su juventud? La respuesta es simple: Porque Mateo se tenía que inventar otro cumplimiento de profecía basándose en el Antiguo Testamento, como él mismo lo reconoce:
"Para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi hijo". (Mt. 2, 15)
Pero al igual que la "profecía" amañada de Emmanuel, esta también se refiere a algo muy distinto, que se entiende al leer el texto completo, junto con otros versículos:
"Cuando Israel era niño, lo amé y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí: ofrecían sacrificios a los Baales, e incienso a los ídolos." (Os.11, 1)
"Y dirás al Faraón: Así dice Yahvé: Mi hijo primogénito es Israel. Por eso, Yo te digo: "Deja salir a mi hijo para que me dé culto". Si te niegas dejarle salir, yo daré muerte a tu hijo primogénito." (Éx. 4, 22)
Es evidente que la "profecía" de Oseas no se refería a Jesús de Nazaret sino al Pueblo de Israel, llamado de la cautividad hacia la tierra prometida. Pero Mateo, con su mentalidad febril, ve aquí ocasión para fabricarse un supuesto viaje a Egipto como huida de una masacre de niños, y un regreso para hacer cumplir otra "profecía" a la fuerza.
Luego de ver ejemplificada esta delirante afición de Mateo por inventarse relatos que cumplieran lo que en su mente eran "profecías", se entiende por qué la estrella no cumplió bien su cometido de guía. Si la fantasiosa estrella hubiera llevado a los magos directamente a Jesús, no se habría enterado Herodes, no habría entrado en cólera y no habría "asesinado" a los inocentes niños. ¿Cuál es pues, el motivo de que la estrella actuara tan caprichosamente? La respuesta es que Mateo tenía que inventarse otro cumplimiento: tendrían que haber muerto niños para que en el relato se hiciese cumplir lo que Mateo entendió como otra profecía:
"Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén... Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: "Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos y no quiere consolarse, porque ya no existen". (Mt. 2, 16ss)
Esta "profecía cumplida" la fabricó Mateo basándose en otro texto de Jeremías:
"Así dice Yahvé: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo. Raquel llora por sus hijos, que rehúsa consolarse -por sus hijos- porque no existen. Así dice Yahvé: Reprime tu voz del lloro y tus ojos del llanto, pues tus penas tendrán recompensa -oráculo de Yahvé- : Volverán los hijos a su territorio." (Jer. 31, 15ss)
Todo el relato de Jeremías se refiere a los hijos de Israel en el exilio: no tiene absolutamente nada que ver con niños muertos. Esto es obvio al final de la cita, donde se promete el regreso de los hijos. En la mente delirante de Mateo, este texto era preciso para crear un paralelo a la muerte de inocentes bajo el yugo Egipcio narrado en Éxodo 1,15ss. Mateo deseaba presentar a Jesús como el nuevo Moises, y así como Moisés escapó a una matanza de niños, Jesús también debía escapar de una matanza. Por esto se inventó Mateo el relato de una matanza de niños en Belén bajo el reinado de Herodes, lo que no sucedió históricamente. Asombra el nivel de manipulación al que llega Mateo en su Midrash, al usar una supuesta "profecía" sobre Ramá, que queda a ocho kilómetros al norte de Jerusalén, y se lo aplique a Belén, que queda a ocho kilómetros al sur de Jerusalén. Se volverá a esto más abajo.
Los estudiosos modernos rechazan de tajo la historicidad del relato, no sólo por los absurdos ya señalados, sino porque el historiador más completo de esa época y entorno geográfico, Flavio Josefo, crítico acérrimo de Herodes que no perdía oportunidad para narrar todas sus maldades con lujo de detalles (incluso el asesinato de tres de sus hijos) no dice nada acerca de una matanza de niños en Belén. No hay que indignarse por el asesinato de centenares de niños (como lo representa Hollywood) ni hacer luto por el infanticidio. El relato es sólo otro cumplimiento profético inventado por Mateo para convencer a los lectores de que Jesús era el Mesías. Por la misma razón, la estrella no "funcionó" bien: tenía que abrirle campo a otra falsificación.
Con respecto al trastrueque geográfico que Mateo realiza entre Ramá y Belén, queda un dato extra. El nacimiento de Jesús en Belén de Judá es reconocido por casi todos los estudiosos del Nuevo Testamento como una invención de los evangelistas. El mote con el que se conoció a Jesús desde el comienzo de su predicación fue el de "Nazareno". Siempre se alude a "Jesús de Nazaret". Esto es un dato histórico serio de su gentilicio verdadero. Como el Mesías habría de nacer en la tierra del rey David, entonces Mateo tuvo que inventarse el cumplimiento de esta profecía, colocando el domicilio original de la "Sagrada Familia" en Belén. Para justificar el remoquete de Jesús, lo hizo huir a Nazaret (luego del oportuno viaje a Egipto ya analizado). También en este punto, Mateo trata de hacer cumplir torpemente una "profecía" del A.T.:
"y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese lo dicho por los profetas: "Será llamado Nazoreo". (Mt. 2,23)
El problema es que Mateo, en su febril afán de inventarse cumplimientos donde no los hay, malinterpretó un texto de Isaías 11, (es lo más probable, ya que la supuesta profecía no se encuentra por ningún lado en el A.T.) que dice del Mesías:
"Saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará" (Is. 11,1)
Mateo malinterpretó lo de vástago (Hebreo: Neser) y lo interpretó en su delirante cabeza, como si se acoplara al gentilicio de Jesús. No se termina uno de asombrar ante los birlibirloques que realiza Mateo.
El que Mateo trata explícitamente de hacer cuadrar un vaticinio veterotestamentario a la fuerza, con respecto al lugar de nacimiento de Jesús, queda explícito en el siguiente texto:
"Convocando a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntaba dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: " En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor de entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel". (Mt. 2, 4ss)
Mateo se inventó el nacimiento de Jesús Nazareno en Belén, porque el Mesías tenía que nacer allí. Pero incluso aquí hay incoherencias. Al parecer se equivoca al citar y refuta al profeta Miqueas, que explícitamente dice que Belén es la menor de los clanes de Judá; Mateo simplemente dice que no es la menor; cambia el sentido del texto:
"En cuanto a tí, Belén Efratá, la menor entre los clanes de Judá, de tí sacaré al que ha de ser el gobernador de Israel;" (Mq. 5,1)
Ya se ha visto cómo el relato Mateano de la navidad carece de historicidad a cualquier nivel; desde fábulas hasta relatos inventados, la forma como Mateo inventa "sucesos" en la vida de Jesús para hacer cumplir lo que en su febril mente de creyente son profecías deja sin habla al lector. Incluso algo tan simple como el nacimiento en Belén es sólo
otro cumplimiento forzado de profecía, lo cual se puede constatar al comparar con el relato de Lucas. Ambos, en su afán de inventarse el cumplimiento del nacimiento en Belén se delatan, pues inventan relatos que se contradicen entre
sí. Pero se verá más adelante.
Al examinar la fábula de la natividad de Lucas, primero se encuentra la anunciación que hace Gabriel (un plumífero ángel) del parto virginal que se dará en la futura madre. Despues del saludo le informa que va a dar un hijo a quien pondrá por nombre Jesús. Aunque Lucas no es tan delirante en forzar cumplimientos de profecías, sí es un redactor ampliamente influído por la mitología helénica. Utiliza los mismos esquemas narrativos donde se anuncian hechos milagrosos, luego sigue una objeción del protagonista, y por último sigue una réplica del mensajero con una señal divina de validación. La artificialidad de la respuesta de María muestra la falsedad histórica del supuesto suceso:
"María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?". (Lc. 1, 34)
La respuesta usa el eufemismo de "conocer" para referirse a "copular". Lucas quiere convencer al lector de que María no se había acostado con ningún hombre y que por tanto, el nacimiento de Jesús era milagroso. Para hacer creer esto, pone en labios de María, una doncella hebrea, una respuesta equivalente a esta (en términos modernos):
"¿Cómo será eso, ya que no he tenido relaciones sexuales con NINGÚN hombre?"
Esta respuesta está diseñada para que un lector comprendiera que el parto era virginal. En esta respuesta artificial se está diciendo al lector, que es imposible que el parto se debiera a cualquier tipo de cópula. Es decir, en el plano objetivo, describe bien la mítica finalidad de la fábula, pero en el plano psicológico es flagrantemente falso: Una niña judía nunca hubiera respondido con una respuesta que implícitamente contempla la posibilidad de acostarse con un hombre que no es su marido, delito que implicaba la pena de muerte; el "NINGÚN" o el "No conozco varón" implica el
afirmar: "no me he acostado ni con mi esposo ni con ningún otro hombre". Sobra decir de nuevo que ninguna niña judía hubiera contemplado el responder con una respuesta que contemplara el adulterio. La respuesta natural de María (en caso de que la fábula fuera cierta) habría sido: "¿Cómo será eso, ya que no me he acostado con mi hombre? " o algo por el estilo. La objetividad de la respuesta puesta por Lucas en boca de María contrasta con lo artificial, psicológicamente hablando, de la misma. Es un diálogo falso.
Pero volviendo a la historia y a la geografía, ya se nota una diferencia: En Mateo, la "sagrada familia" mora en Belén, mientras que en Lucas mora en Nazaret (Lc. 1, 26). Ante un vaticinio sobre el lugar de nacimiento del Mesías, Mateo y Lucas encontraron soluciones literarias distintas. Para Mateo, el problema era hacer que un Nazareno que tenía que hacerse nacer literariamente en Belén, pudiera recuperar su gentilicio nominal. Para ésto lo hizo huir de Belén a Nazaret, como ya se vió. Para Lucas, el problema era el opuesto: Cómo hacer que una familia residente en Nazaret, tuviera un hijo en Nazaret que se llamaría "nazareno", y sin embargo cumpliera el vaticinio del A.T. acerca del gentilicio Bethlemita del Mesías. La solución de Lucas fue otra: hacerlos ir a Belén, para que Jesús fuera parido allí. La justificación de este viaje resulta falsa desde el inicio:
"Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo... Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad." (Lc. 2, 1-2)
Lo absurdo de este relato delata que todo es una invención. Ningún emperador romano hubiera sido tan inepto de hacer un censo en el cual cada persona se empadronara en su lugar de origen. Como en cualquier sociedad moderna, en el Imperio Romano se hacían censos fiscales con el fin de recolectar impuestos, y éstos se reciben en el lugar de residencia, no en el de origen. Así como actualmente sería ridículo ir a pagar impuestos a la ciudad de nacimiento, así de ridículo sería para la mentalidad administrativa romana: los impuestos se pagan donde se reside. Una orden en la cual se hiciera un censo en los lugares de nacimiento sería impráctica y absurda. La recolección de impuestos se convertiría en un verdadero infierno logístico. Ningún emperador en la historia hizo tal cosa. Desde este punto de vista, el falso motivo aducido por Lucas para el viaje a Belén resulta diáfano.
Sólo si José hubiera poseído terrenos en Belén se habría tenido que someter al viaje, pero en este caso hubiera resultado totalmente innecesario el que fuera María y su Hijo. En los censos romanos el cabeza de familia declaraba cuántos tenía a cargo. También, un censo no era algo urgente. Generalmente duraba semanas o incluso meses. Además, la pusilanimidad de José habría sido mayúscula si hubiera sido terrateniente y hubiera llevado a su mujer a Belén, en estado avanzado de embarazo para algo que no era requerida, ¡y la hubiera puesto a parir en un pesebre!
Pero la idea de que José fuera terrateniente es rechazada por la ofrenda que dieron en la Purificación:
"Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor" y para ofrecer en sacrificio "un par de tórtolas o dos pichones", conforme a lo que se dice en la Ley del Señor." (Lc. 2, 22ss)
Y surgen dos errores leves en la concepción de Lucas. Primero, la obligación de purificarse no era de los padres, sino sólo de la Madre. Lucas al parecer, cree que es obligación de ambos. El otro problema es el que delata que José no era terrateniente:
"Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o por niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado... Ésta es la ley referente a la mujer que da a luz un niño o una niña. Si no le alcanza para presentar una res menor, tome dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará por ella el rito de expiación y quedará pura". (Lv. 12,6ss)
Es decir, sólo si eran pobres (o unos avaros miserables que se hicieran pasar tales) habrían podido presentar un par de tórtolas. Esto descarta el que José pudiera haber tenido terrenos en Belén, y descarta el viaje. Pero los problemas con el censo no cesan:
"Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino." (Lc. 2, 2)
Este censo realmente ocurrió. Fue tan notable que debido al inconformismo que de él se derivó, surgió el grupo de fundamentalistas Judíos llamados Zelotes. El censo ocurrió en el año 6 E.C. El problema es que Lucas enmarca estos relatos en tiempos de Herodes (Lc. 1, 5) pero Herodes murió en el año 4 A.C. Así, Lucas tratando de darle "historicidad" al relato, lo enmarca tanto en el año 4 A.C. como en el año 6 E.C. Lo absurdo la cronología de Lucas para hacer cumplir la profecía de Belén no puede ser más grande.
Más absurdos del relato evangélico de Lucas surgen de afirmaciones como que "No tenían sitio en el albergue" (Lc. 2, 7) Ni siquiera en la época de las peregrinaciones cultuales obligatorias se llenaban los albergues. Poner a nacer a Jesús en un pesebre resultaba innecesario (dejando de lado el que supuestamente tenía una pariente muy cerca de Belén: Isabel, suponiendo que no sea un personaje de fábula).
Con todo lo dicho en mente, se puede reconocer elementos narrativos de Lucas que fueron redactados pensando en textos del A.T. Por ejemplo, el resto de la adoración y regocijo de ángeles y pastores, extraído del Isaías 9. Se pueden resumir los problemas de Lucas (aparte de las contradicciones con Mateo) así:
1) El censo ocurrió en el año 6 E.C. (tal vez 11 años después del nacimiento real de Jesús).
2) El censo obligaba a movilizarse sólo a las cabeza de familia (ni las mujeres ni los niños dabían ir).
3) El censo se realizaba en el sitio de residencia, no en el de origen.
4) Sólo había que ir a otras ciudades, en caso de ser propietario de terrenos, lo que no parece ser el caso con José.
5) Nadie hubiera sometido a su esposa encinta a los riesgos de semejante viaje INNECESARIO.
Todo el relato es sólo otra invención para hacer cumplir literariamente y a la fuerza, una profecía que nunca se realizó.
Podemos ver ahora cómo todo lo que supuestamente "se sabe" del nacimiento e infancia de Jesús no pasan de ser unas fábulas amañadas, escritas para dotar de divinidad a un predicador oriundo de Nazaret que terminó sus días en el tormento. Toda la tradición navideña de María encinta sobre un burro, con José a su lado, con cantos de ángeles, con pastores, con reyes que llevan presentes, con matanzas de niños y a lo cual le podemos adicionar las adiciones modernas: frío invierno, mula y buey calentando al niño con su aliento, los nombres de los "tres reyes" magos y la demás parafernalia, no es más que una ficción literaria para divinizar a un predicador Judío que profetizaba que el fin de los tiempos llegaría en el siglo primero de nuestra era. Medite bien todo esto cuando lea la "consideración", al rezar la novena navideña.
Notas:
[1]. Segunda edición de un artículo publicado originalmente el 20 de diciembre de 2000 en la Página Racionalista de Hernán Toro, en: http://www.geocities.com/torosaurio/criticabiblica/jojojo.html
[2]. Ranke-Heinemann, Uta. No y Amén. Invitación a la duda. Trotta, 1998.
[3]. Rodríguez, Pepe. Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica. Ediciones B. 1997.