Muchos de sus críticos, creyeron que con esta expresión el autor se refería a que los sucesos extraordinarios, digamos “históricos” que componen la memoria colectiva del mundo, dejarían de ocurrir. Tal vez veían en Fukuyama a un ingenuo norteamericano que creía en la eterna tranquilidad y la convivencia pacífica de los pueblos con el triunfo del capitalismo. Cuán equivocados estaban.
La propuesta de Fukuyama fue ampliada posteriormente en el libro “El fin de la historia y el último hombre”, en que hace un recuento del planteamiento Hegeliano del fin de la historia como proceso que tiene su culmen en la realización de las libertades individuales y el reconocimiento mutuo de todos los hombres.
Muchos de sus críticos, creyeron que con esta expresión el autor se refería a que los sucesos extraordinarios, digamos “históricos” que componen la memoria colectiva del mundo, dejarían de ocurrir. Tal vez veían en Fukuyama a un ingenuo norteamericano que creía en la eterna tranquilidad y la convivencia pacífica de los pueblos con el triunfo del capitalismo. Cuán equivocados estaban.
La propuesta de Fukuyama fue ampliada posteriormente en el libro “El fin de la historia y el último hombre”, en que hace un recuento del planteamiento Hegeliano del fin de la historia como proceso que tiene su culmen en la realización de las libertades individuales y el reconocimiento mutuo de todos los hombres.
Para Hegel, el motor que mueve a los hombres a hacer determinadas cosas, es el deseo de reconocimiento; aún más, lo que hace humanos a los hombres es precisamente este imperativo que se constituye así en el fundamento de la libertad humana. Muchos hombres están dispuestos a morir para que se les reconozca como seres humanos iguales a los demás hombres. Hegel pone como ejemplo la relación entre un siervo y un aristócrata y afirma que éste ganó su posición, es decir, tiene una conciencia más elevada, pues realmente estaba dispuesto a morir por ser considerado como igual, mientras que el siervo, dejó de lado su dignidad al entregar su libertad al otro y prefirió salvar su vida. (1).
Para Fukuyama el imperativo moral más poderoso para los seres humanos, es precisamente el deseo de conservación de la propia vida, superado en muchos casos por el deseo de reconocimiento que se expresa en la pretensión que tenemos los hombres por objetos inútiles desde el punto de vista biológico pero con un alto valor simbólico: una bandera, una condecoración, un premio.
Este deseo tiene su realización máxima en la libertad que es el último valor deseable y la “esencia de lo distintivamente humano” (2) y que se ve cumplido en la democracia liberal occidental. Para Hegel, la historia es una consecución de hechos que llevarán a los seres humanos a alcanzar la libertad para todos, siendo este último ideal el “fin de la historia”: la universalización de la democracia liberal, única forma de gobierno que permite a todos los hombres ser completamente libres y por ende satisfacer su deseo de ser reconocidos.
La democracia y la ciencia
Claramente, Francis Fukuyama se muestra como un demócrata, defensor de las libertades individuales y de mercado, pero al mismo tiempo es un humanista racionalista que centra su defensa a esta forma de gobierno en la estrecha relación entre pensamiento racional, ciencia y democracia liberal.
El desarrollo científico propiciado por el pensamiento Ilustrado impulsó la Revolución Industrial que permitió a su vez el desarrollo económico, la acumulación de capital y la división del trabajo. Esto trajo consigo el mejoramiento de la calidad de vida y el crecimiento de la clase media, lo que a su vez fortalece la democracia pues permite que cada vez más personas tengan acceso a la educación. Finalmente, una sociedad altamente educada promueve el desarrollo de nuevos descubrimientos científicos. Éste motivó el avance de las sociedades industriales a sociedades postindustriales, con sus sistemas económicos y políticos estables, la reducción sustancial de la pobreza, la satisfacción de cada vez más necesidades e incluso del deseo de reconocimiento a través la libertad y la protección del individuo dados por la democracia.
En palabras del propio Fukuyama: “La historia no puede finalizar hasta tanto la ciencia moderna no finalice. [..] Lo que le da a la historia su direccionalidad fundamental y carácter progresivo es la ciencia natural moderna” (3) no obstante, la idea de que la ciencia moderna occidental no tiene fin es una afirmación discutible: la religión es una amenaza constante para aquélla, como se demostrará a continuación.
Hay que aclarar que si bien la democracia es una forma de gobierno maravillosa, principalmente porque permite la crítica, la autocrítica y se cimenta en la racionalidad, no quiere decir que sea deseada por todos los pueblos o en todos los tiempos, y que lo vaya a ser en el futuro como lo es ahora. Probablemente un hombre ateniense de la era de Pericles consideraba a su civilización como la del “último hombre” y su forma primitiva de democracia como el gobierno ideal: era incapaz de ver cómo podrían cambiar las cosas en el futuro, cómo por ejemplo muchos siglos después, las mujeres, que para él eran poco menos que un cero a la izquierda, tendrían los mismos derechos de los hombres y que la esclavitud no solo sería abolida sino considerada un crimen de lesa humanidad. De la misma forma tal vez nosotros seamos incapaces de ver ahora una forma de gobierno superior, que garantice por ejemplo los derechos a las especies superiores de animales, o incluso que podamos ver como “un mundo feliz”, la propuesta hecha por Aldous Huxley en su famoso libro escrito en 1932.
En este aspecto tal vez Fukuyama sea un poco ingenuo, pues si bien es cierto que un occidental racional hará uso de todos los recursos de que disponga para defender la democracia, en la actualidad no todos los pueblos del mundo consideran esta forma de gobierno como la ideal y algunos incluso la consideran como una amenaza directa contra sus creencias y su forma de vida, Esto sin desconocer que falta mucho para poder considerar a todos los hombres racionales: la educación universal aún es una utopía para el Tercer mundo. Se podrá argüir que muchos de esos pueblos no disponen de los medios económicos y tecnológicos para ser una amenaza real contra la democracia y evidentemente esto es cierto, sin embargo, en algunos casos, como en el de los fundamentalismos religiosos, no solo tienen los recursos económicos suficientes, sino que tienen un arma aún más poderosa: el adoctrinamiento y el control a través del miedo sobre la masa inmensa de creyentes, que a su vez están dispuestos a dar a conocer el mensaje.
Las religiones al atacar la base racional de la democracia, representan una amenaza real contra ésta. Tal vez el caso más publicitado y peligroso sea el fundamentalismo islámico pues sus más fervientes líderes y practicantes no solo se oponen a la democracia sino que están dispuestos a morir en busca del reconocimiento de su religión y creencias como las supremas, matando de paso a los “infieles” de las formas más aterradoras con el fin de imponer el Islam. Además disponen de cantidades enormes de dinero, contactos en todo el mundo y el coraje suficiente para causar terror a comunidades enteras, pues según el Corán (sura 44:51-54), obtendrán una recompensa aún mayor en el paraíso prometido.
Seguramente la afirmación de que las creencias religiosas representan una amenaza contra la razón pueda ser discutida: dirán algunos que los creyentes modernos no dejan de lado la razón. Olvidan que la principal herramienta de las religiones, la fe, es de hecho opuesta a la racionalidad. Resulta ilustrativo el letrero, que encontró el periodista norteamericano Christopher Hitchens (4) a la entrada de la cabaña del gurú indio Bhagwan Sri Rajneesh mientras grababa un documental para la BBC: “dejen en la puerta los zapatos y la mente”. Este hombre era el líder comunidad religiosa en las afueras de Bombay y su consigna pareciera ser la ideal para colgar en todas las iglesias, mezquitas, sinagogas y templos, pues lleva implícito el pedido que se le hace a todos los creyentes: dejen de lado la razón y crean a pesar de las evidencias, e incluso en contra de las evidencias. Un adepto que dude, que cuestione a sus líderes, que indague constantemente, representa un peligro para las instituciones religiosas pues sus bases doctrinales y su poder son tan débiles como las que sustentaban el poder de los faraones: tanto las religiones antiguas como las modernas se apoyan en algo que no existe.
El Islam y la democracia
Como ya se mostró, el pensamiento racional es fundamental para el desarrollo y sostenimiento de la democracia liberal. De igual manera, se demostró cómo la fe religiosa y el pensamiento racional son incompatibles. Ahora se demostrará cómo el Islam es una amenaza real contra la democracia.
En primer lugar, el Islam como casi todas las religiones, se considera la única verdadera. Según sus creencias, Mahoma fue el último profeta portador del mensaje verdadero y final de dios. Los judíos y cristianos comparten solo parcialmente esta verdad y por lo tanto no gozan de los mismos derechos que un musulmán, por lo menos en países islámicos. Para citar un ejemplo:
“Un grupo de musulmanes que trabajaban en una compañía propiedad de un musulmán [en Arabia Saudí] se escandalizaron cuando el propietario nombró como gerente a un cristiano. Los musulmanes demandaron un fallo religioso, para que éste decidiera si el islamismo permitía que un cristiano tuviera autoridad sobre ellos. El jeque Manaa K. Al-Qubtan, del Colegio de la Ley islámica, declaró que, para la ley islámica, era intolerable que un no musulmán pudiera tener autoridad sobre cualquier musulmán. Y citó dos versos del Corán como fundamento: ‘Alá no permitirá que los infieles prevalezcan sobre los creyentes’ (Sura 4.141); ‘La fuerza y el poder pertenecen a Alá, a Su profeta y a los creyentes. (Sura 63.8)” (5)
Además de esto, es claro que la democracia y la ciencia son incompatibles con la creencia de la infalibilidad, mientras que el Islam se fundamenta precisamente en esto: el Corán es infalible y esta cualidad está fuera de toda duda. De hecho, quienes se han atrevido a cuestionar su infalibilidad han sido perseguidos.
Tal vez una de las pretensiones más graves y antidemocráticas del Islam es el control de todos los aspectos de la vida de los hombres, incluida la vida íntima y los pensamientos. Para las teocracias el control del pensamiento de los individuos es una necesidad, por eso resulta tan inconveniente para ellas la separación entre la iglesia y el estado, que es uno de los principios de la democracia moderna: un legislador no puede crear leyes que favorezcan a su grupo religioso o que perjudiquen explícitamente a otra secta, el Estado no tiene injerencia en la conciencia de la gente, no se puede obligar a nadie a creer honestamente en un dios o un profeta determinado y sin embargo, para las repúblicas islámicas esta separación es inconcebible, pues la creencia en Alá no se puede desligar de la vida cotidiana.
Otro de los aspectos que hace incompatibles la democracia y el Islam es que éste no reconoce las libertades individuales. La democracia limita los poderes del Estado y reconoce que cada individuo tiene derechos y libertades inherentes a su calidad de ser humano. Para el Islam la noción de individuo existe solo como sujeto con obligaciones legales, pero Alá y la ley sagrada ponen límites a sus aspiraciones personales: se habla de la voluntad colectiva del pueblo musulmán (6).
Esto no significa necesariamente que el Islam sea una amenaza contra la democracia liberal, pues no implica que las creencias musulmanas se vayan a imponer en Occidente. Sin embargo, hay que recordar que el islamismo es una religión-ideología combativa y expansionista: “[...] Dios ha impuesto a todos los musulmanes el deber de combatir a los no musulmanes -en sentido literal- hasta que la ley humana acabe remplazada por la ley de Dios, la sharia, y el islamismo haya conquistado el mundo entero” (7) y en del presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad “El mensaje de la revolución [islámica] es global y no está restringida a un sitio o un tiempo específico. No tengáis duda... Si Alá quiere, ¿qué conquistará el Islam? El Islam conquistará todas las cimas de todas las montañas del mundo.” (8)
Estas caricaturas, acompañadas de otras diez, fueron publicadas el 30 de septiembre de 2005 por el diario danés Jyllands-Posten, bajo el título “Los rostros de Mahoma”. (9) Posteriormente fueron reproducidas por la revista noruega Magazinet y otros periódicos europeos. Puesto que el islam prohíbe la creación y reproducción de imágenes de Mahoma y Alá, muchos gobiernos islámicos se mostraron ofendidos. Incluso el gobierno de Arabia Saudí llamó a sus embajadores en Oslo y Copenhague (10). Los medios de comunicación recibieron numerosas amenazas y los gobiernos escandinavos instaron a sus ciudadanos a abandonar en el menor tiempo posible los países musulmanes. Finalmente el diario se vio obligado a ofrecer disculpas y el gobierno holandés tuvo que intervenir para calmar los ánimos con las naciones musulmanas antes de que alguien fuera asesinado; sin embargo, a pesar de las disculpas públicas y la diplomacia, Kurt Westergaard, el autor de algunas de las caricaturas vive escondido y con protección policial por las numerosas amenazas contra su vida (11), es decir, tuvo que renunciar a libertad por que habitantes de otros países e inmigrantes musulmanes se sintieron ofendidos. |
Al igual que Westergaard, el novelista indio nacionalizado británico Salman Rushdie, autor del polémico libro “Los versos satánicos”, debe vivir escondido y con guardaespaldas pues en su contra pesa una fatwa publicada por el famoso ayatolá Jomeni (Ruhollah Khomeini), incluso los líderes políticos, de quienes se esperaría que fueran personas tolerantes y racionales, no tienen problema para condenar a personas por el simple crimen de “ofender su religión”.
Este tipo de acciones, se suman a los atentados terroristas, como los de Nueva York, Madrid y Londres, que buscan generar temor en los ciudadanos y en los gobiernos, que no dudan en renunciar a sus libertades fundamentales ante el temor que les producen las represalias violentas de fundamentalistas musulmanes. Como lo hace notar el escritor norteamericano Sam Harris:“Westergaard es un hombre con una valentía extraordinaria cuya vida se vio arruinada tanto por el fanatismo religioso y la sumisión del mundo libre a él [...]" (12)
Con esto, Harris se refiere tanto a la posición de los musulmanes no fundamentalistas como a la de los gobiernos occidentales, que permiten la crítica al judaísmo o al catolicismo por ejemplo, pero consideran que las críticas contra el islam son agresivas, ofensivas y fomentan el odio y la discriminación.
Es muy grave que ante las amenazas de los terroristas las democracias occidentales y sus ciudadanos se queden callados en lugar de repudiarlas y condenarlas públicamente: la vida de ninguna persona está en riesgo si se “ofenden sus creencias religiosas”, pero sí lo está, al igual que sus libertades y derechos fundamentales, cuando los “ofendidos” hacen amenazas públicas y ofrecen recompensas por su vida como sucedió en el caso de Rushdie. Esto es equivalente a que un gobierno decidiera sancionar a los hinchas de un equipo de fútbol inconformes con el resultado de un partido, si el árbitro los amenaza de muerte por los “madrazos” recibidos.
Aún más, los musulmanes no radicales, también han fallado: en lugar de repudiar los actos terroristas y criminales que hacen sus correligionarios más fieros, son los primeros en condenar a sus críticos, nuevamente cito a Harris: “El punto es que solo la comunidad musulmana es combustible en este sentido […]. Los musulmanes parecen estar más preocupados por las faltas de respeto contra su religión que por las atrocidades cometidas diariamente en su nombre” (13)
La doble moral occidental, otra amenaza
Además del terrorismo fuera de las fronteras del Islam, esta religión busca colonizar los estados democráticos de diferentes maneras. Una de ellas es la explosión demográfica. Recientemente el papa Benedicto XVI anunció que el catolicismo no era ya la religión con más adeptos, por primera vez en la historia el Islam la había superado.
En el documental Fitna (14), del político Neerlandés Geert Wilders, es evidente la preocupación del autor ante el crecimiento demográfico del Islam en Europa y en su país: mientras en 1090 en Holanda había 54 musulmanes, en 2004 había 946.000, es decir, alrededor del 5% de la población, sin embargo, en 1971 eran solamente 54.000 lo si significa que en 35 años ha crecido aproximadamente 17 veces, esto la convierte en la religión de más rápido crecimiento en Holanda, debido tanto la inmigración como a una mayor tasa de nacimientos entre las familias musulmanas(15). Lo más preocupante es que es la religión organizada más grande de su capital, Amsterdam con un 13% de la población.
En el documental, además de expresar su preocupación ante los actos terroristas y las agresiones contra los críticos del Islam, Wilders, sobre quien también pesan amenazas de muerte, expone su consternación frente a las actitudes antidemocráticas que tienen los musulmanes en su país: no aceptan a los homosexuales e incluso se muestran partidarios de asesinarlos, así como están de acuerdo con los asesinatos por honor. La democracia le da incluso a los musulmanes las herramientas necesarias para cambiar, e incluso derrocar, un gobierno democrático.
El problema es que los políticos occidentales se han mostrado demasiado permisivos con las ideas musulmanas. Es cierto que a los inmigrantes se les deben respetar sus derechos independientemente de su religión, sexo, país de origen, etnia, etc. Pero éstos, al decidir libremente vivir en un país diferente al suyo tienen la obligación de aceptar las reglas del juego que impone la constitución y las leyes de ese país, puesto que nadie los obligó a emigrar. En Holanda, las ideas abiertamente críticas del Islam y sus prácticas medievales como la organización familiar desigual, la discriminación y el maltrato hacia las mujeres, y la ablación del clítoris, criticadas por la parlamentaria Ayaan Hirsi Alí, así como su ataque a la doble moral occidental al mostrarse permisivo con estas prácticas, le costó su nacionalidad y ser expulsada del país que la recibió como refugiada en 1992(16). Sus ideas democráticas generaron malestar en la comunidad islamista de los Países Bajos, causando temor no solo en sus habitantes, sino también en las autoridades quienes se negaron a repudiar las continuas amenazas contra su vida por temor a ser tildados de racistas.
Probablemente en la próxima generación las teocracias musulmanas todavía sean exclusivas del Medio oriente, sin embargo, mientras su expansión por el mundo democrático liberal continúe, aunque sea lentamente, y sus imanes y mulás continúen promoviendo la irracionalidad, el odio, el rechazo a la crítica; mientras los dirigentes musulmanes no acepten la libertad, la individualidad, y la falibilidad del Islam, esta religión, expansionista por definición, seguirá siendo una amenaza contra occidente y sus valores democráticos de igualdad, libertad y fraternidad.
Democracia y los fundamentalismos cristianos
Este es solo uno de los panoramas posibles. En los Estados Unidos, la popularidad de fundamentalistas cristianos es cada vez más alta, en algunos estados incluso se discute la posibilidad de exigir por ley a los profesores de ciencias naturales, enseñar la creencia del “diseño inteligente” (postura religiosa que pretende hacer parecer como científica la idea de que la vida en la tierra fue creada por un diseñador) a la par de la evolución darwiniana (17) en un acto claramente contrario a la razón: de ninguna manera se pueden comparar las creencias religiosas con los hechoscientíficos, aunque la mayoría de la gente esté convencida de la infalibilidad de la Biblia.
Si en uno de los países con las democracias más sólidas y estables del planeta, los políticos, religiosos o no, permiten que se viole la separación iglesia-estado, y se confundan las creencias con la razón, ¿qué podemos esperar en un mundo donde los valores universales de la democracia y su aspiración de la educación universal y la racionalidad aún son una utopía?
Por supuesto la postura de Francis Fukuyama es optimista y alentadora, su ensayo se publicó en un momento en que el mundo se relajaba después de las incertidumbres de la Guerra Fría, pero no se puede creer que la democracia y la libertad son un objetivo posible en un mundo en el que la pobreza y la ignorancia reinan, es necesario continuar la lucha que iniciaron los hombres de la Ilustración, quienes soñaron con un mundo de hombres libres y por ende felices. El párrafo final del libro “el mundo y sus demonios” del divulgador científico estadounidense Carl Sagan lo expresa mejor:
“La educación sobre el valor de la libre expresión y las demás libertades que garantiza la Declaración de Derechos, sobre lo que ocurre cuando no se tienen y cómo ejercerlas y protegerlas, debería ser un requisito esencial para ser ciudadano americano o, en realidad, ciudadano de cualquier nación, con más razón cuando estos derechos están desprotegidos. Si no podemos pensar por nosotros mismos, si somos incapaces de cuestionar la autoridad, somos pura masilla en manos de los que ejercen el poder. Pero si los ciudadanos reciben una educación y forman sus propias opiniones, los que están en el poder trabajan para nosotros. En todos los países se debería enseñar a los niños el método científico y las razones para la existencia de una Declaración de Derechos. Con ello se adquiere cierta decencia, humildad y espíritu de comunidad. En este mundo poseído por demonios que habitamos en virtud de seres humanos, quizás sea lo único que nos aísla de la oscuridad que nos rodea.” (18)
Esto no es un llamado al racismo, ni a la intolerancia, es un llamado a dejar la doble moral, el relativismo y a criticar con valentía las conductas que se opongan a la racionalidad y que pongan en peligro la democracia, la libertad, la igualdad y la individualidad, solo cuando tengamos conciencia de que la lucha contra la ignorancia, aunque es larga y extenuante, es la única herramienta que tiene la democracia y el mundo libre para perpetuarse hasta el fin de la historia.
Notas:
[1]. FUKUYAMA, Francis, El fin de la historia y el último hombre, EditorialPlanta, Barcelona, 1992, pág. 222
[2]. Íbid. Pág 218
[3]. FUKUYAMA, Francis, Second Thoughts: the last man in a bottle,
publicado en revista The national Interest, 1999 [en línea]
http://www.embl.de/aboutus/sciencesociety/discussion/ref2-22june06.pdf
[consultado mayo 16 de 2008] Traducción del autor.
[4]. HITCHENS, Christopher, Dios no es bueno, alegato contra la religión,
Editorial Debate, Barcelona, 2008, pág. 218
[5]. WARRAQ, Ibn, ¿Por qué no soy musulmán?,
Editorial Planeta, Barcelona, 2003, pág. 172
[6]. Íbid, págs. 180-181
[7]. Íbid. Pág. 16.
[8]. WILDERS, Geert, Fitna,[en línea]
http://www.dailymotion.com/video/x4wwuw_fitna-espanol_news,
Versión en español por Sara S.F., [consultado el 2 de junio de 2008]
[9]. Imágenes tomadas de:
http://blogs.periodistadigital.com/tizas.php/2006/01/31/una_caricatura_de_mahoma_en_dinamarca_en
[10]. MORENO, Ricardo, Caricaturas de Mahoma desatan indignación en el mundo islámico, [En línea],
El País, España, publicado 31 de enero 2006, [consultado mayo 11 de 2008]
[11]. HARRIS, Sam, Losing our spines to save our necks, [En línea]
The Huffington post, publicado mayo 5 de 2008,
http://www.huffingtonpost.com/sam-harris/losing-our-spines-to-save_b_100132.html,
[consultado mayo 11 de 2008].
[12]. Íbid. énfasis añadido
[13]. Íbid.
[14]. WILDERS, Geert, Fitna,[en línea]
http://www.dailymotion.com/video/x4wwuw_fitna-espanol_news,
[consultado Junio 2 de 2008].
[15]. AGENCIA ISLÁMICA DE NOTICIAS, El Islam en Holanda, [en línea]
http://www.webislam.com/?idn=492
publicado el 4 de julio de 2003, [consultado Junio 2 de 2008]
[16]. MONGE, Yolanda, Una mujer frente a la intolerancia, [en línea],
http://www.elpais.com/articulo/portada/mujer/frente/intolerancia/elpepusoceps/20070107elpepspor_1/Tes
El País, España, publicado el 7 de enero de 2007, [consultado Junio 2 de 2008]
[17]. NATIONAL CENTER FOR SCIENCE EDUCATION,
Louisiana´s latest creationism bill moves House floor, [en línea],
http://www.ncseweb.org/resources/news/2008/LA/66_louisianas_latest_creationism_5_23_2008.asp,
Oakland, California, publicado mayo 23 de 2008, [consultado Junio 2 de 2008].
[18]. SAGAN, Carl, El mundo y sus demonios: la ciencia como una luz en la oscuridad,
Planeta, Bogotá, 2005, pág 446.