Desde mi niñez hasta el inicio de mi adultez creí en casi todo lo paranormal y extraordinario: desde visitas extraterrestres, pasando por telepatía, hasta fantasmas y profecías. Mi apetito por esa literatura era voraz, con una excepción: la astrología. Siempre me pareció inaceptablemente absurda.
Del amplio abanico de facultades presuntamente sobrenaturales, había una que prometía maravillas sin par y despertaba todo mi interés: era la "proyección o desdoblamiento astral".
Esta presunta facultad consistiría en la salida del espíritu de nuestro "vehículo físico" lo que permitiría viajar a cualquier lugar del universo, sin restricción de tiempo, espacio, velocidad e incluso tamaño. La gran utilidad y ventajas que traería esta facultad hipotética me motivó a dedicar mucho tiempo en desarrollarla.
Usé diversos "métodos" para entrenarme en esa fabulosa "facultad". Algunos apelan a una relajación progresiva y profunda, que permitiría levantar el "espíritu" dejando el cuerpo atrás. Pero de las técnicas que pude probar, las más "eficientes" que encontré fueron dos muy usadas en la "Iglesia Gnóstica Universal Cristiana de Colombia", una farsa que se autoproclama heredera del gnosticismo cristiano, inventada por Víctor Gómez, que escribía bajo el seudónimo "Samael Aun Weor".
Como para casi todas las sectas esotéricas, el sueño es un viaje inconsciente al plano astral, el sueño lúcido es la forma de hacerse consciente estando ya ahí. Basta entonces "proyectarse" y desear estar en cualquier lugar para estar "astralmente" allí.
Otro reflejo condicionado que usa la gnosis es el de estar continuamente halándose un dedo; supuestamente, en el plano astral, el "cuerpo etéreo" es más elástico que el cuerpo físico. Cuando se activa este reflejo durante el sueño, el tirón en el dedo produciría una elongación anormal, que el durmiente detecta, le activa la consciencia de estar soñando y por tanto, de estar ya en plano astral.
Estos eran los métodos propuestos en la "gnosis" de Samael, con los cuales obtuve resultados impactantes, que durante un tiempo consideré exitosos.
Algunas experiencias en el "plano astral"
En una oportunidad logré levantarme de la cama de noche con el método de la relajación progresiva y pude mirar toda la habitación, detallando cómo se percibían las cosas físicas desde el astral. El polvo sobre los muebles y electrodomésticos, la luz externa que se percibía con cierta cualidad "fosforescente", las grietas en la pintura de las paredes eran evidentes, todo se veía con una nitidez y unos colores que aunque reconocibles, tenían una luminosidad y tonalidad diferente. Al darme la vuelta pude ver el bulto de mi propio cuerpo físico acostado sobre mi lecho. Como fue una de mis primeras experiencias, y quería avanzar en esta facultad gradualmente, me di la vuelta, me acosté sobre mi cuerpo y terminó la experiencia.
En otra ocasión, usando el método de sueño lúcido, "me trasladé" a un espacio abierto de otro barrio de mi ciudad e inspeccioné en detalle todo el ambiente, que concordaba perfectamente con lo que sabía de ese sitio.
Incluso una vez, por medio de relajación, tuve una experiencia aterradora. Tuve una sensación como de velcro que se despega mientras levantaba mi cabeza y hombros de la cama, dejando "el cuerpo físico atrás"... pero justo en ese instante: sentí que algo me agarraba fuertemente mi "cuello espiritual" con lo que sentía claramente como una enorme y fuerte mano "demoníaca", como si me estuviera tratando de asfixiar. El pánico me paralizó y sólo después de un rato en que pude relajarme (a pesar de la terrorífica sensación de agarre), y respirar profundamente, logré recuperar mi estado normal.
El desencanto
Este escéptico "experimentó el astral", incluyendo una anomalía que podría ser achacable a un ataque espiritual maligno. No soy alguien obstinado que descarta las proyecciones astrales sin ni siquiera intentarlas. Todo lo contrario: leí y me formé sobre el tema, me reunía con personas con los mismos intereses, y conozco estas prácticas de primera mano. Puse en práctica los ejercicios, y logré los resultados esperados.
Si viví en "espíritu" propio el plano astral, ¿por qué ahora considero altísimamente improbable que la proyección astral sea un fenómeno real o que existan planos espirituales?
Después de una evaluación cuidadosa, racional, seria, responsable, e intelectualmente honesta, comprendí a cabalidad que mis experiencias previas fueron falsas. Eran fenómenos mentales prosaicos que me engañaron, en parte, porque yo mismo quería creer.
Probablemente algún defensor de las proyecciones astrales que haya llegado hasta este punto esté exclamando para sus adentros: "¿Qué? ¿Qué clase de estúpido obstinado negaría la realidad del astral después de haberlo "experimentado" en carne propia?". Para hacerme entender, vale dar unas aclaraciones.
Primero, no afirmo categóricamente que el astral no exista. Sólo pienso que es altísimamente improbable que tales experiencias sean reales (tan improbable como la existencia de Papá Noel). Lo sostengo porque viví en carne propia el fenómeno que los creyentes identifican como "proyección astral" y ahora reconozco que se puede prestar fácilmente a malentendidos.
Segundo, estoy abierto a nueva evidencia. Estoy dispuesto a aceptar pruebas racionales convincentes de la existencia del astral pero no como las que experimenté y he relatado.
Por qué ya no creo en el "plano astral"
Cuando decidí no tragar enteras mis experiencias y opté por contrastarlas experimentalmente con los entornos que visitaba "espiritualmente", me llevé enormes decepciones.
Así, después de mi proyección al sitio descampado en mi ciudad, quedé tan convencido de la realidad del fenómeno que no me molesté en verificarlo. Simplemente seguí intentando las proyecciones astrales con poca frecuencia, más bien esporádicamente, porque había escuchado que había peligros espirituales que podrían cortar el "cordón de plata", y que por eso no se debía abusar del astral sin justificación seria.
Después de la experiencia de proyección por relajación en mi cuarto en la cual detallé minuciosamente todo lo que percibí, al día siguiente, me puse a mirar cómo estaba la pieza. Fue una gran decepción: las nítidas grietas en la pintura de la pared, y el polvo sobre los muebles de mi cuarto... ¡no estaban! De hecho, varios detalles en la organización del mobiliario estaban leve aunque claramente cambiados. Todo había sido un sueño consciente, muy real, pero al fin y al cabo, sólo un sueño.
Esto me generó dudas demoledoras, así que decidí contrastar el entorno abierto que había visitado astralmente y fui allí de verdad... ¡Todo era totalmente distinto! Habían construido una calle con andén y sistema de iluminación eléctrica, que "no pude percibir" en "astral".
¿Y el ataque espiritual? Bastó estudiar un poco sobre parálisis hipnogógica e hipnopómpica, conocidas genéricamente como "parálisis del sueño", para darme cuenta que el "ataque espiritual" que padecí, al igual que el mito de los ataques nocturnos de duendes e incluso las "abducciones por extraterrestres", TENÍA TODOS LOS ELEMENTOS de la parálisis del sueño.
En esta parálisis, que suele ocurrir al comenzar o acabar de dormir, se da la parálisis natural que impide el movimiento corporal mientras se sueña, pero con el cerebro aún en estado de consciencia. Por tanto, se tiene una parálisis corporal que genera pánico, una sensación de opresión en el pecho (que suele identificarse con un "duende" o "bruja" sobre el pecho), y con frecuencia, alucinaciones oníricas características de los estados de pesadilla.
El hecho de que dos respiraciones profundas y conscientes sirvan para ahuyentar duendes, brujas, extraterrestres, y demás entidades "espirituales" que paralizan durante el sueño, muestra que dichos fenómenos no son reales: solo son fantasías oníricas.
¿Tengo intereses ocultos?
Después de mis vivencias de primera mano y luego de analizar la verificación experimental seria y la información científica disponible, llegué a la conclusión de que estaba equivocado. Eso me obligó a cambiar de idea. No niego el astral porque sea un escéptico cerrado e intransigente que no quiere ver la abrumadora evidencia de lo espiritual. Sería absurdo proponer eso porque, de hecho, mis nuevas conclusiones no me gustaron para nada.
Yo quería creer en la proyección astral: ¡No faltaba más! ¡Imagínense poder ir a cualquier sitio del universo con sólo relajarse y pensarlo! Viajar a planetas lejanos, visitar lugares geográficos de interés, localizar víctimas de crímenes para ayudar a las fuerzas del orden... Es que cualquier persona podría incluso encontrar motivos "voyeuristas" para querer seguir creyendo en este supuesto fenómeno. Estaría loco si no quisiera creer en ello.
Infortunadamente, las evidencias en contra del fenómeno son aplastantes y por mi compromiso con la verdad, no puedo albergar una mentira por solo hecho de querer creer en ella. Esto sería tan absurdo, como creerse multimillonario a pesar de no tener dónde caer muerto, sólo porque no se quiere creer en la propia pobreza.
Evidencia necesaria
Si las evidencias anecdóticas de "proyecciones astrales" no son fiables por ser engañosas y carecer de rigor, ¿qué prueba contundente puede darse de la existencia del astral?
Para mostrar que los escépticos somos propositivos y no sólo negadores empedernidos -como nos caricaturizan algunos fanáticos- propongo el siguiente derrotero experimental para poner a prueba el plano astral.
Es trivialmente simple: al llevarlo a cabo y obtener un resultado positivo, el lector mismo tendría certeza absoluta de que sus proyecciones astrales son reales.
1) Se consigue un amigo imparcial, honesto y veraz que nos quiera ayudar a verificar nuestra experiencia sin querer burlarse de nosotros. Alguien de fiar.
2) Su amigo toma un diccionario, un rollo de cinta pegante, un pliego de cartulina y un marcador (rotulador, plumígrafo), y entra a una habitación al lado de donde Usted estará.
3) Su amigo se encierra en la habitación, elije al azar cinco palabras del diccionario y las escribe en la cartulina, con letra enorme y clara de al menos 10 cm de altura.
4) Su amigo pega la cartulina en el lado interno de la puerta, de forma que cualquiera en esa habitación cerrada pudiera leer las palabras claramente. Para usted que se encuentra afuera, será físicamente imposible percibir por medios naturales dichas palabras.
5) Usted se "desdobla" con el método que prefiera. Entra "en astral" al cuarto cerrado, lee las cinco palabras y las memoriza.
6) Luego usted regresa a su cuerpo, anota en una hoja de papel las cinco palabras, le pide a su amigo que abra, le entrega la hoja y entra.
7) Comparen las palabras de la cartulina con las que Usted anotó en la hoja de papel. Si concuerdan, la evidencia a favor de que Usted entró astralmente en esa habitación es aplastante. Su experiencia es real y si la documenta bien, se ganará el Premio Nobel. Si no concuerdan, llegarán a la misma conclusión que llegué tras verificar mis experiencias. Fueron sólo unos sueños lúcidos interesantes, pero a fin de cuentas, sólo sueños.
Algunos promotores de la irracionalidad postulan que es posible incluso viajar grupalmente en astral, pero advierten que los viajantes no deben extrañarse si al regresar, todos recuerdan el viaje común de forma distinta. Esto no es más que una patética disculpa que pretende ocultar un hecho obvio: en un supuesto viaje compartido todos los recuerdos deberían tener elementos comunes. Cuando los recuerdos son vagos o completamente distintos, son evidencia de que ese presunto viaje fue sólo un sueño: una experiencia privada de cada durmiente.
Si el astral fuera real, la forma objetiva, repetible e irrefutable de comprobarlo, tanto individual como grupalmente, sería con una prueba simple como la aquí detallada. Por el contrario, planear un viaje imaginario grupal a Alfa Centauri, del cual cada "viajante" recuerda información completamente distinta a la de los demás, muestra sin lugar a dudas que el fenómeno no es más que fantasía.