El 20 de agosto de 2011 se hizo el acto de clausura del Mundial Sub-20 con tan buena suerte para el chamán que efectivamente, no llovió. Sin embargo, ¿el chamán tuvo que ver con el aparente buen tiempo que hubo durante el acto de clausura?
Si alguien tuviese el poder de controlar el clima, tal como lo afirma el chamán Jorge Elías González, existirían reportes de comportamientos atmosféricos que incumplen las leyes de la física; hasta el momento no se tienen reportes al respecto.
Cuando una persona se aventura a predecir el comportamiento climático en un lugar tiene una probabilidad de acertar del 50% entre más lejos en el tiempo se haga la predicción, es decir, se puede afirmar que con una probabilidad del 50% lloverá el próximo 29 de enero de 2069. Sin embargo, la probabilidad de acertar en la predicción aumenta a medida que nos acercamos en el tiempo, por ejemplo, si afirmo que mañana lloverá, y estamos en una temporada invernal, mi probabilidad de acertar es altísima.
Lo que hace el chamán Jorge Elías González y otros que supuestamente predicen y controlan el clima es un negocio redondo: son contratados para que no llueva, y si efectivamente no llueve, entonces cobran, pero si llueve entonces dicen que no les paguen. Ellos nunca pierden pues a lo sumo no les pagan. Siendo así las cosas, cualquiera de nosotros podría decir: “mañana voy a evitar que llueva con mis poderes chamánicos, si no llueve usted me paga, si llueve no me paga nada”... ¿no es el negocio perfecto?
Ahora, supongamos que efectivamente el chamán Jorge González, (o cualquier otro) tiene la posibilidad de modificar variables físicas de forma instantánea para evitar (o promover) que llueva. ¿No sería un acto absolutamente repudiable que con semejante poder no ayudara a las familias damnificadas por las olas invernales o las sequías?
En una entrevista hecha al chamán en la emisora La W, este dijo textualmente [1]: “por medio del péndulo, aprendí a cómo programar campos magnéticos para control de la lluvia” y luego continúa “eso es lo que yo hago, trabajar con campos magnéticos para poder controlar el estado del tiempo”. ¿Tiene sentido esta explicación?. El lector puede experimentar en su casa, si lo desea, poniendo un gran imán (tan potente como se quiera) y luego lanzar agua sobre él (recuerden que el chamán afirma que con campos magnéticos se puede controlar el rumbo del agua), podrá ver que para el caso del agua, el campo gravitacional es mucho más grande que la repulsión que el agua pueda sentir por acción de los campos magnéticos del imán. Incluso se puede hacer un experimento aún más sencillo, abra un grifo de agua y acerque un imán potente de neodimio y vera que el chorro no es desviado ni una milésima de milímetro.
Supongamos que el chamán puede crear un campo magnético con potencia suficiente para desviar el agua en un volumen del tamaño de una ciudad… todavía tendría que explicar cómo es que los aviones no detectan dicho campo magnético con sus sistemas electrónicos cuando pasan por las zonas donde se está “manipulando” el clima. Incluso, tendrá que explicar cómo es que una mole de metal, como los aviones, no se ven atraídos por un campo tan intenso como el creado para manipular las gotas de agua, en contra de la tendencia natural a caer por la acción gravitacional.
Como se ha mostrado hasta aquí, lo narrado por el chamán no tiene ningún sustento teórico ni experimental. ¿Por qué con los dineros de los colombianos se está pagando la charlatanería? ¿Acaso no existen suficientes carencias sociales en el país como para despilfarrar el dinero de todos en pseudociencia? En Colombia se están poniendo en juego los dineros públicos, y eso es un delito: celebración indebida de contratos y peculado por apropiación.
La celebración indebida de contratos se presenta cuando el funcionario público celebra algún contrato con alguna persona (natural o jurídica) que no tiene la capacidad de ejecutar lo estipulado en el mismo y esto es de conocimiento del funcionario público. El chamanismo y otras prácticas pseudocientíficas no cuentan con ningún respaldo ni sustento experimental que lleve a pensar que podría lograr acometer el hecho de controlar el clima, por lo tanto, al poner en riesgo capitales públicos, se incurre en un delito. El peculado por apropiación se presenta cuando un servidor público se apropia en provecho suyo o de terceros, como el chamán en cuestión, de bienes o fondos del estado, a sabiendas que no cuenta con las suficientes credenciales para ejercer el objeto del contrato.
Pero lamentablemente este no es el único caso en el que dineros de la nación se han visto comprometidos en charlatanería. Es bien sabido que presidentes y dirigentes públicos han acudido a astrólogos, chamanes, rezanderos, etc, antes y durante su ocupación en cargos públicos [2]. Por solo recordar un sonado caso, el del autodenominado psíquico Armando Marti, cuando se filtró en la fiscalía en el año 2005 y recibía un sueldo (pagado por todos los colombianos) para hacer supuestas conexiones psíquicas, y otras cosas que las autoridades entraron a investigar en su momento y dejaron cierto halo de duda entre algunos colombianos. Como este caso hay otros tantos.
En este orden de ideas, toda manifestación pseudocientífica debe ser excluida del presupuesto de la nación, hasta tanto sean aceptados por la comunidad científica internacional. No se le puede dar el mismo nivel a ciencias como la meteorología y climatología que a creencias irracionales como el chamanismo. Las dos primeras tienen millones de evidencias de su aplicabilidad y funcionamiento, mientras que el chamanismo no ha podido pasar de ser una simple creencia popular.
Referencias:
[1] http://www.wradio.com.co/playermini.aspx?id=1608208
[2] http://www.semana.com/wf_ImprimirArticulo.aspx?IdArt=18980